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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Pasar el quinario
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue el miércoles pasado cuando en la cafetería del Parador La Muralla, me encontré con José María Muñoz Lladó, como tantas otras veces me ha ocurrido, desde que nos conocimos hace ya la friolera de 25 años. Él dice que ya nos habían presentado siendo yo entrenador del Algeciras, 8 años antes. Y será así; puesto que mi amigo tiene una memoria prodigiosa. Yo siempre le suelo decir que su memoria está protegida con la capa de acero inoxidable que producen las muchas lecturas.

JMM es, además, lector exigente y localiza con suma celeridad los gatillazos impresos de quienes escriben. Y, dado que tiene muy acentuado el sentido de la ironía, lo celebra con el consiguiente comentario burlesco cuya capacidad de herir es superior a la que pueda tener cualquier achuri fabricada en Albacete.

El miércoles pasado, nada más verme, le faltó tiempo para preguntarme si “pasar el quirinal” estaba bien escrito. Frase hecha usada por mí en la columna titulada La sentencia.

De momento, en vista de que la pregunta se me había hecho de sopetón, quedé algo tocado. Dubitativo. Aunque reaccioné y le dije que la locución quería indicar, de manera indirecta, lo atribulados que podrían estar los condenados, últimamente, por el llamado “caso Tesón”.

Pero José María Muñoz, con su característica sorna, insistió en su querer saber si se escribía “pasar el quirinal” o pasar el quinario. Y allá que le conté, por encima, lo concerniente a la frase hecha andaluza y le prometí detallarle, de cabo a rabo, su procedencia y significado. Y así lo haré en el análisis dominical. Pero ciertas circunstancias aconsejan que me valga de la anécdota para poder darle vida a la columna de hoy.

Pasar el quinario es la expresión adverbial correcta. De manera que la razón estaba de tu parte, estimado José María, al inquirirme, una y otra vez, con tu guasa tan especial, acerca de mi “pasar el quirinal”. Recreándote en la suerte de tu estupenda cultura, tan arraigada en la alacena de tu memoria, para tocarme esa veta de manierista que anida en mí y que me hace en ocasiones, nunca mejor dicho, pasar el quinario.

Voy, pues, amigo, con lo que dice al respecto El Polémico Dialecto Andaluz, escrito por José María de Mena. Pasar el quinario se refiere a los cinco días, o quinario, que estaban padeciendo la mayoría de las Órdenes religiosas durante la Semana Santa desde el Lunes al Sábado de Gloria, con ayunos, disciplinas, etc. (Córdoba). En Almería se dice pasar los quiries (De Kirie en misa). No obstante, en la Bahía gaditana, en según qué pueblos, se dice “pasar el quirinal”. Aunque Juan de Mena no lo recoge en su magnífico libro. Ahora bien, reconozco que mi obligación, al darle vida a la frase en mi columna, era haberla entrecomillado. En tres palabras: pasar el quinario es como pasar el equinoccio: “Pasar penas y calamidades”.

Las mismas que le auguro a los responsables del área de Turismo en sus funciones si siguen haciendo del adanismo su principal arma de trabajo. Porque actuando con premeditada tendencia a prescindir de lo que alguien ha hecho bien en el pasado, les hará desembocar, sin duda, en el mayor de los fracasos. No le vendría mal, por tanto, a Guillermo Martínez mirar hacia atrás para nutrirse de las actividades que tuvieron éxito. Pero debería empezar por dejar a un lado su manifiesto deseo de partir de cero.
 

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