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OPINIÓN - DOMINGO 7 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La lengua española
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Va siendo hora de dejar de oír a cada paso eso de lengua castellana. Y es que, naturalmente, las comunidades que tienen otra lengua propia, para hacerse más fuertes y valorar más esa otra lengua suya, tiran día y noche de la coletilla de castellana ..., con lo que equiparan catalán con español o euskera con español, y las cosas no son así.

Uno, que de vez en cuando viaja, incluso fuera de nuestras fronteras, se encuentra más a tono en San Juan de Puerto Rico que en Lérida, porque allí, en San Juan, si te presentan a alguien con el que no habías hablado nunca, lo primero que te suelta es:” me gusta más hablar en español que en inglés”. Las dos son lenguas oficiales en este estado asociado de los E.E.U.U. .

Por el contrario, si llegas a Barcelona y trabas la conversación con alguien que es bilingüe, catalán y español, cada vez que se refiere a la lengua de todo el Estado español habla de castellano y no le digas que utilice el término español, porque entonces, él muy digno te va a decir que también es español el catalán. Un galimatías.

Y ese galimatías es en cuanto al nombre, porque luego en lo que al uso se refiere ya es la Torre de Babel, además de que para la mayor parte de profesiones, lo que debiera ser una riqueza cultural, que lo es, se convierte en una traba, en una serie de zancadillas, si en cualquier momento tienes que ejercer tu profesión en alguna de esas comunidades, especialmente si la tienes que ejercer en Cataluña.

Con todo esto, me satisface ver que Mariano Rajoy pretende promover una ley, si llega a la Moncloa, por la que se garantice, pero de verdad, el uso de la lengua española en el ámbito de la escuela y en todas las administraciones del Estado español.

Porque ya está bien que una lengua que es, según la Constitución, la lengua oficial de todo el Estado, se vea desplazada por otra, o por otras, que son las lenguas cooficiales, en sus comunidades, dentro del territorio nacional.

Que este proyecto lo considere el líder de la oposición y serio aspirante a llegar a la Moncloa, como una de las prioridades de España, me parece, cuando menos, esperanzador y si se lleva a cabo con rigor, muchos que se ven zarandeados en sus profesiones, por no ser bilingües, lograrían, al menos, la dignidad que les están quitando por no conocer una lengua de minorías dentro de la nación española.

Porque, no olvidemos que, Cataluña con una lengua cooficial, hablada por siete millones de habitantes, no puede cerrarse a muchos millones que hablan español y no catalán, sólo por el prurito de intentar hacer más grande su lengua.

La idea de Rajoy no va para no hablar otras lenguas de las que hay en el Estado, sino para garantizar que se pueda usar el español en cualquier parte del territorio, con todas las garantías y sin tener que soportar recortes en los derechos de uno.

Seguimos, pues, en la idea de que todas las demás lenguas deben aportar algo culturalmente, pero no deben excluir a los hablantes que no dominen catalán, euskera o gallego, por ejemplo.

Es la primera de la promesas que parece que va en serio, en las vísperas de lo que será una larga y dura campaña electoral, y que va a estar muy movida por los dos grandes partidos nacionales, pero también bastante animada por esos otros ya clásicos como CiU o PNV.
 

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