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OPINIÓN - LUNES, 8 DE OCTUBRE DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Tensiones y cortijos

Por Quim Sarriá


Estos días de descanso me han venido como anillo al dedo para recuperar fuerzas, después de un fuerte estrés por causas que no merecen la pena relatar aquí, y que también me han servido para conocer algunos detalles que hasta ahora desconocía. Uno de esos detalles, recientemente conocidos, es tener conocimiento de que no soy el único que tiene la tensión por la nubes, dentro de la esfera del periodismo, nuestro joven director, Antonio Gómez -que tiene una edad que ni de lejos aparenta- tiene la suya cerca de la órbita de la estación espacial. Sin embargo, esas incidencias de salud en la vida cotidiana actual son inevitables y por ello, tanto Antonio como el que esto escribe, pasamos olímpicamente de nuestro achaques y nos dedicamos en cuerpo y alma, principalmente él porque yo no soy nada, a mantener vivo un medio de comunicación imprescindible en nuestra ciudad y que desgañita, en tipografía que no en voces, a los cuatro vientos las noticias que pueden ser de interés para los ciudadanos lectores de “El Pueblo de Ceuta”.

Dejando de lado los achaques de salud propios y ajenos, paso a comentar, sin apología publicitaria alguna –que por otra parte enfadaría a mi “jefe” al no obtener rédito alguno- una palabra que, según el diccionario de la Real Academia Española, significa: ‘Finca rústica con vivienda y dependencias adecuadas, típica de amplias zonas de la España meridional’ y también anteponiendo la palabra “alborotar el” ‘Alterar con palabras o acciones a un grupo de personas’ y también: ‘Animar a la gente para que concurra a una función o festejo’. Me refiero a la palabra Cortijo, profusamente empleada en la España meridional.

Bien, antes de establecer mi residencia en nuestra ciudad, antes de prejubilarme, acostumbraba a disfrutar de la Semana Santa ceutí cada año. Tengo la suerte, aún no estoy jubilado totalmente, de trabajar en una institución municipal que vela muy bien por sus empleados. Gracias a ello podía disfrutar de diez días de asueto fuera del período de vacaciones y esos días los utilizaba para viajar a mi ciudad natal. Acostumbraba a alojarme, durante varios años, en un hotel frente a la plaza de España y muchas noches me las pasaba, solo o bien acompañado, en un sitio que se transformó, con el paso del tiempo, en uno de mis favoritos.

Me estoy refiriendo, en el párrafo anterior, a un bar que siempre me ha resultado agradable por diversos motivos. Escribo sobre “El Cortijo”, un bar de buenas tapas sito en la calle Cervantes, detrás del edificio de Correos y que fue abierto en el año 1987. Mis pasos, durante los días de Semana Santa que pasaba en Ceuta y después de presenciar las procesiones, se encaminaban ineludiblemente Revellín arriba y torcían por la Plaza de España, bajaban una las escaleras laterales del edificio de Correos, preferentemente las del lado contrario al Banco de España, y accedía a la calle Cervantes. Ni una sola vez dejó de atenderme José María Sánchez, el encargado o jefe de “El Cortijo”, con su carisma serio y profesional. Todo exquisito y atento.

Simplemente, ”El Cortijo” hace honor a las definiciones del diccionario de la Real Academia Española por cuanto altera con acciones a un grupo de personas. Esas acciones consisten en servir bebidas acompañadas por buenísimas tapas, exclusivas del establecimiento, y anima a la gente, que concurre, con los mismos ingredientes. Por eso mismo, este bar es uno de mis favoritos y además es un enorme reto. ¿Qué dónde está el reto?, pues en que desobedezco las recomendaciones de mi médico personal acerca de tener cuidado y vigilancia de mis constantes vitales. No consigo resistir a solicitar, una y otra vez, las exquisitas tapas, medias raciones y raciones enteras de unos condumios que me vienen la mar de bien, y no exactamente sobre productos marinos. Se lo recomiendo a quienes quieran pasar unos ratos agradables en medio de confidencias y buenas tapas.

La noche de hoy en pleno octubre, por el sábado, es tan plácida que apetece a cualquiera dar paseos después de llenar el buche. Como hoy no me ha apetecido introducir temas de política, ya saben Vds. que siempre será lo mismo cada día, me ha dado por escribir sobre temas que no acostumbro, precisamente, a escribir. Temas que pertenecen al mundo íntimo y personal de cada uno. Temas que, en cierta medida, no podrían interesar a nadie pero que tienen un trasfondo difícil de expresar para colocarlo en letra impresa. Ignoro si me comprenden, mis razonamientos a veces son confusos y como no soy un experto en relatar incidencias, ahí queda eso. Y para afirmarme en esta condición, espero que “mi jefe” acepte la invitación que le hago, ahora, para tomar unas cervezas en ”El Cortijo”. Que quede claro que no voy con segundas intenciones… la coba no es lo mío.
 

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