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cultura - MARTES, 9 DE OCTUBRE DE 2007


Miguel Alvarez. rober g.

espectáculos
 

El Circo Sensaciones continua en Ceuta debido a su buena acogida

“Mientras haya niños, será una excusa para que vayan los padres”, afirma Miguel Alvarez, director general del espectáculo y afamado funambulista
 

CEUTA
Rober Gómez

local
@elpueblodeceuta.com

“Cuando en el circo presentas algo bueno es muy raro que fracase”, asegura Miguel Álvarez, director general y funambulista del Circo Sensaciones, que tal vez por eso va a estar una semana más entre los ceutíes. Ellos, la gente del llamado mayor espectáculo del mundo, saben que lo que funciona es “el boca-oído”.

“Si no es buena llenarás los dos primeros días”, afirma Miguel Álvarez; pero este no parece que haya sido el caso del Circo Sensaciones, que amplía su estancia en Ceuta siete días más gracias a la buena acogida, con funciones el jueves, viernes, sábado (17:00 y 19:30) y domingo (12:00, 17:00 y 19:30).

Era la primera vez que el Circo Sensaciones recalaba en Ceuta y los hermanos Álvarez, Miguel y Antonio –almas mater del espectáculo–, lo tienen claro. “La acogida ha sido muy buena”, comenta Miguel, a quien encuentro sentado a la entrada de la pista, ahora vacía y sin luces, “vienen de todo, desde parejas, a niños y adolescentes”.

“¿Los niños con los padres son fundamentales?”, le pregunto, y él corrige que el “circo no es sólo para niños; tienes que tener una función que sea incluso más para mayores, porque el niño no sabe si el trapecista se la está jugando a 14 metros de altura, si hay un triple mortal...”.

“Muchas veces la excusa es el niño”, continúa, “pero es realmente el padre el que quiere ir para recordar viejas sensaciones”.

Al saber que el que suscribe es de Santander, me recuerda con entusiasmo a los hermanos Tonetti y su Circo Atlas, de quien Miguel era gran amigo –ya fallecidos–. Precisamente ellos decían que mientras haya niños “será una excusa para que vengan los padres”, me recuerda este afamado funambulista.

La biografía de los hermanos Álvarez esta teñida de ese romanticismo nómada circense. Romántico, sobre todo, porque son una especie en extinción –”te digo una cosa, esto lo tienes que llevar en la sangre”–, si bien Miguel opina que está habiendo un relanzamiento del circo en España, “en otros países de Europa no ha habido crisis”, explica.

Los hermanos Álvarez son parte de una generación circense que se remonta a su tatarabuelo asturiano –son sevillanos de origen astur–, Arsenio Blondín Álvarez, el primero en cruzar sobre una cuerda floja las Catarátas del Niágara, en 1882.

“Desde niños hemos mamado el circo”, aunque en 1978 se guardase la carpa de los Álvarez en un baúl. Ambos funambulistas dieron entonces sus servicios a los mejores circos del mundo.
 


“Da pena que los papás no lleven a los niños, enganchados a la Play”

“Recuerdo que de niño siempre le estaba pidiendo a mis padres que me llevasen al circo, pero ahora les vuelven locos por una Play-Station”, le comento a Miguel Álvarez. “Ése es el hándicap”, responde rápidamente, “es una pena muy grande que muchos papás no saquen a los niños a ver la naturaleza o espectáculos en vivo como el circo y que estén enganchados a la Play o al ordenador, porque cuando tengan 10 años no van a estar muy espabilados”. “Las carpas antes eran enormes”, recuerda, “ahora hay un problema de espacio con la construcción, sólo hay pocas ciudades en España con circos fijos”. A pesar de todo ello, “es una vida que no cambiaría por la de nadie”, dice Miguel con orgullo, “conoces continuamente gente, como contigo ahora”.
 

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