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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

¿Ahora reclaman el uso de la bandera?
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Usucapión. ¿Les suena el término? Quizá debiéramos preguntárselo a la ilustrada señorita del video de las juventudes socialistas. Me temo que no alcanzaría a tanto. Pues miren por donde creo que este término, tan conocido en el mundo de los letrados, puede ser una buena contestación a aquellos que acusan a las derechas de haberse apropiado de la bandera y los símbolos de la nación española. Usucapión es un medio de adquirir la propiedad de una cosa, cuando uno se beneficia de ella durante un periodo de tiempo sin que el legítimo propietario se oponga a ello.

A mi se me ocurre que podemos alegar usucapión ante estos progresistas, socialista y comunistas (dejo aparte a los separatistas, porque a estos les tiene sin cuidado con lo que ocurra con los símbolos de la patria española) que recriminan a la derecha el haberse apropiado de la bandera española y de los conceptos de unidad y de España. Y argumento mi tesis en base al descuido, desuso y abandono que durante años han tenido, todos estos que se siente molestos porque los use la derecha, y que ahora quieren recuperar para usarlos, no en beneficio de la patria, no en reclamación de las virtudes de España y de la bandera que la representa, sino para cubrirse con ella, a modo de disfraz, para conseguir llevar al huerto a aquellos cándidos ciudadanos que se puedan dejar deslumbrar por tamaña pantomima. Pero siento decirles, a quienes quieren reclamarla, que a ellos ya no les pertenecen estos preciados emblemas representativos de nuestra nación, por la sencilla razón de que llevan años sin prestarles la más mínima atención; se olvidaron de ellos desde que se estableció la democracia en nuestro país e, incluso, desde antes de que se produjese la transición.

Es evidente y probado que en todas las manifestaciones, mítines y demás actos públicos de las izquierdas han ondeado multitud de banderas, centenares o miles de pancartas, pero nunca la bandera española o, a lo máximo, alguna llevada por un despistado que se creía que todavía estaba Franco presidiendo las concentraciones de la plaza de Oriente.

Cuántas banderas rojas con la hoz y el martillo; cuántas de la República con su franja morada y cuántas señeras catalanas con la estrella independentista o ikurriñas vascas; pero ninguna bandera española. Todas ellas anticonstitucionales, banderas de rechazo al régimen democrático establecido, banderas excluidas de nuestro sistema y representativas de opciones que no buscan más que atentar contra el orden establecido y la Constitución vigente.

Luego, resulta lógico que aquellos que las usaron en las manifestaciones de apoyo a la unidad de España; en las que se llevaron por cientos de miles o en los actos públicos en contra del terrorismo y de repulsa contra aquellos que, a la fuerza, están tratando de desmembrar la nación; sean los que puedan reclamar, legítimamente, su propiedad y derecho de uso. Los otros, los que dejaron de ejercer su derecho a mostrarla, a convertirla en el símbolo de la hermandad entre los pueblos de España y los que se han avergonzado de exhibirla enhiesta y orgullosa ante el resto de la ciudadanía; no pueden, –ahora que les conviene, presentarse como españoles para arañar unos votos a aquellos infelices que todavía les creen –, ejercitar un derecho del que ya han sido privados. ¡Usucapión! Sí señores, alegamos esta acción para reivindicar nuestro derecho inalienable, como españoles que somos, a ostentar nuestros símbolos en cualquier parte y ante quien sea. Los que han renegado de la patria; los que prefieren ampararse en banderas extranjeras o en eslóganes separatistas, que se queden con sus pendones, pero que no se atrevan a mancillar con fines espurios los crespones de nuestra insignia nacional.

Si los que tienen el deber y la obligación de velar por que nuestra bandera esté instalada en los lugares de honor que le corresponden, no cumplen con su deber, deberemos ser los ciudadanos que amamos nuestra patria quienes reclamemos el cumplimiento de lo dispuesto en la Constitución y demandárselo en las urnas.
 

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