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OPINIÓN - DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Sobre la regeneración democrática

Una de las banderas con las que, en próximas fechas, desembarcará en Ceuta la ex dirigente socialista Rosa Díez para intentar ganarse el voto de los ceutíes hacia su nuevo partido, Unión Progreso y Democracia (UPyD) será la de la tan manida “regeneración democrática”. Prácticamente ningún partido ha renunciado durante los últimos años a aferrarse en algún momento a ese mensaje para intentar convencer a los ciudadanos de que lo que la mayoría piensan de ellos es un error.

No obstante, el mensaje suele corresponder a los partidos que están en la oposición. Hace cinco años, el que hoy es presidente del Gobierno de la nación, José Luis Rodríguez Zapatero, presentó una propuesta muy similar a la que hoy defiende la propia Díez en las páginas de este periódico.

Más al detalle, antes de llegar al Gobierno el político leonés prometió que sería un presidente “para la cooperación, para sumar a la mayoría de los demócratas y acabar con el terrorismo” y aseguró que “las presidencias del Congreso y el Senado no se usarán como comodín político de los intereses del partido, ni tampoco habrá ministros que salgan como candidatos para comunidades autónomas, sino que estarán todos trabajando por España”. Por si fuera poco, adelantó un endurecimiento de la Ley de incompatibilidades.

Sólo cinco años después es fácil comprobar que el ex ministro de Justicia, Fernando López Aguilar, salió disparado hacia su comunidad de procedencia, las Islas Canarias, para intentar llegar al Gobierno autonómico con su bien ganada fama en Madrid. Tampoco es menos obvio que las presidencias y vicepresidencias de Congreso y Senado se han utilizado y comprometido (que le pregunten a Carme Chacón o a José Bono) en beneficio del partido. UPyD tiene ante sí el difícil reto de convencer a los ciudadanos de que la política es algo más que flamantes promesas paridas desde la convicción de que nunca se van a cumplir cuando le llegue la hora de hacerlo. Esa sí sería una revolución.
 

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