PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2007

 
ANÁLISIS

Apuntes de seis días

Por Manuel de la Torre


LUNES. 8

Sentados a una mesa, los que participamos del aperitivo en el restaurante La Pérgola, tratamos el asunto que no ha dejado de estar de actualidad: la muerte de Antonio Puerta. Se habla de cómo Telecinco ha abierto un debate donde todos los interlocutores más que hablar gritan y confunden a los telespectadores. Es entonces cuando sale a relucir las deficiencias del deporte español, y concretamente del fútbol, en cuanto a los chequeos que deben pasar los jugadores. Reconocemos, como no podía ser menos, que la medicina deportiva ha avanzado mucho. Aunque sólo se viene aplicando en los clubs grandes. Y a veces ni eso... Es cuando a mí se me ocurre contar la historia del futbolista de la Asociación Deportiva Ceuta que pudo perder la vida por estupidez suya y por negligencia de los directivos de esa época. Todos los presentes preguntan por el nombre del futbolista y hablamos de él con la tranquilidad de saber que tuvo una magnífica recuperación.

Martes. 9

Alfonso Blanco, muy conocido como Fito, pasea acompañado por su amigo de la infancia: Francisco Ruiz. Ambos se paran conmigo y pronto nos cunde el cachondeo. Pero hete aquí que Fito, en un santiamén, se pone a contarme sus penas. Que son las penas de un deportista acostumbrado a ganar títulos nacionales en lo suyo: disparar a todo lo que se mueva por las alturas. Y es que le han cerrado la Sociedad de Tiro de Pichón y se ha quedado sin sitio en el cual entrenarse. Francisco Ruiz, siempre dispuesto a ser solidario y, mucho más, con su amigo del alma, le cede la azotea de su casa para que haga prácticas. La propuesta va encaminada a quitarle yerro a la desilusión que impera en AB. Pasado el primer momento de apuro, decidimos cambiar de tercio y nos ponemos a hablar de otro asunto. Mas éste lo voy a silenciar para que luego, con su habitual socarronería, no me lo eche en cara Miguel Ángel Vallejo. A quien parece no gustarle mucho que yo le cargue la suerte al deán del periódico donde gusta de figurar su amigo Manolo Mata. Ah, se me olvidaba: tanto Alfonso como Paco se cuidan el cutis con babas de caracol. Así cualquiera: pues no se les arruga la cara ni poniéndose en la solanera.

Miércoles. 10


El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, está siendo atacado por el periódico decano. Hacía mucho tiempo que El Faro no arremetía contra alguien a quien se ha mimado siempre en esa Casa. Ya que las relaciones entre Rafael Montero y Vivas fueron muy estrechas cuando el primero manejaba la política del Ayuntamiento a su aire y el segundo era un funcionario que se veía obligado, en ocasiones, a tragar quina. Sin embargo, en cuestión de días, hemos podido apreciar cómo El Faro le zurra la badana al presidente a ver si a éste se le afloja el pulso y ello hace posible que le adjudiquen una señal de televisión digital terrestre a RM. A Rafael Montero le ha vuelto a dar la manía de ser más localista que nadie. Lo cual no le impidió, en su momento, salir a la península en busca de nuevos horizontes empresariales. Y estaba en su perfecto derecho de trajinarse todo el Levante oriental con sus dineros para crear negocios y ofrecer puestos de trabajo. Los mismos derechos que tienen quienes vienen de afuera a conseguir lo que el dueño de El Faro persigue con ahínco, malos modos y torpeza ilimitada.

Jueves. 11


Hallo a Emilio Lamorena en la plaza de Azcarate. Y confieso que me causa alegría toparme con él para disfrutar de esa recuperación física que ha tenido. Lo hacemos hablando. Que es la mejor forma que tenemos de entendernos. A Emilio, socarrón de altos vuelos, le gusta tirarme de la lengua para saber cómo esta el patio. Y allá que nos ponemos a canjear cromos. Los dos somos ya veteranos en el arte del intercambio de estampitas. Solemos colarnos algunas repetidas. Pero ambos lo soportamos sin rechistar. Sin hacer el menor gesto de contrariedad. Haciéndonos el lipendi. Emilio me ha ido ganando para su causa y me tiene siempre a su disposición.

A mí me agrada sobremanera verlo reír nuevamente. Porque me consta que lo pasó muy mal. Eso sí, la suerte en forma de esposa le hizo luchar denodadamente para estar entre nosotros y para que yo sepa que en cuanto nos vemos me sale gratis la terapia de la risa. Menuda suerte la mía.

Viernes. 12


Es el día de la Fiesta Nacional y, tras mi caminata de rigor, me quedo en casa enfrascado en mis lecturas y, sobre todo, dando cumplimiento al compromiso que tengo contraído con este periódico. Me consta que muchas personas, debido a su ideología, siguen llamando desfile de la Victoria a la parada militar que se está celebrando en el paseo de la Castellana de Madrid. De aquellos desfiles, y en vista de que nunca fui muy dado a presenciarlos, recuerdo yo lo bien que me lo pasaba disfrutando con los conocidos de turno lejos del sitio en el cual Franco se veía entrando nuevamente en un Madrid del que la Pasionaria decía No pasarán. Con el transcurrir de los años, treinta concretamente, uno creía que jamás volvería a ver un enfrentamiento tan feroz como inútil, entre españoles por culpa de los símbolos. Yo confieso que soy un español que suele emocionarse en actos donde, imprevistamente, suenen himnos y ondeen banderas. Pero nunca estaré dispuesto a profesar de nacionalista de nada por decreto. Porque así lo quieran unos políticos, de las siglas que sean, ávidos de ganarse los votos explotando la sensiblería ciudadana.

Sábado. 13


Al suspenderse la Liga en la División de Honor, debido al partido de España en Dinamarca, mañana, hoy para ustedes, podré ver jugar a la Asociación Deportiva Ceuta con el Écija. A propósito: tengo la impresión de que a Diego Quintero le ha sentado mal lo que yo escribí acerca de una conversación mantenida con él. De ser cierto lo que digo, me vería obligado a pensar que el entrenador local se perturba incluso si lo que escribo es con el fin de ayudarlo en su cometido.

Mucho me temo que nuestro hombre esté mediatizado por quienes lo rodean y le cuentan que no es conveniente que intercambie impresiones conmigo cuando coincidamos. Aunque sea de higos a brevas.

De cualquier manera, sepa el técnico sevillano que a mí escribir de fútbol no me apetece en absoluto. Y si hablé de él, en dos o tres ocasiones, fue con el único objeto de hacerle al artículo. Vaya, pues, el aviso: uno debe tener la personalidad suficiente no sólo para reclamar apoyos, en momentos concretos, sino también para elegir a las personas con las que desee conversar. Coda: El campeonato es largo y las dificultades muchas. Cuidado, por tanto, con actitudes de mal tono.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto