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OPINIÓN - JUEVES, 18 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

La farándula enseña el pelo de la dehesa
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

¡Ay!, menudo “marrón” nos ha caído con esta izquierda que nos ha tocado soportar. Es evidente que no puede disimular su odio, su desprecio y su rencor por todos los que no piensan como ellos. Es algo superior a lo que les pueda aconsejar la razón, superior incluso a lo que les dicta el sentido común y, por supuesto, superior a lo que les pudiera aconsejar la conciencia, si no la tuvieran tan aherrojada por los prejuicios que vienen arrastrando, de generación en generación, como si el mundo no hubiera cambiado, como si la humanidad no hubiera progresado y las personas estuvieran todavía en la edad de piedra solventando sus diferencias a pedradas y a golpes de tranca. Azaña fue pionero en erradicar la enseñanza religiosa, pero no fue capaz de suplir, con una buena enseñanza pública, el vacío dejado por aquellos, y así fue el resultado de dinamitar la ley y el orden como hicieron los socialistas en la revolución 1934 y antes, con sus huelgas incontroladas.

La Séptima Internacional fijó en Rusia el método para destruir la civilización occidental, para erradicar el Cristianismo y para implantar el comunismo en todas las naciones que eran consideradas capitalistas. El Frente popular fue el engendro que salió de tales acuerdos, con una sola misión: acabar como fuese con la democracia. Tuvieron éxito en Francia y fracasaron en Alemania e Inglaterra y, en España, estuvieron a punto de lograrlo si alguien no les hubiera parado los pies. Sin embargo, con el restablecimiento de la democracia, estos salvadores de la patria, estos cachorros de aquellos de la CNT y la FAI o de las Juventudes Socialistas de los años treinta, están intentando reproducir los métodos que utilizaban sus progenitores: la venganza, el odio, la fuerza y el engaño. Estos nuevos comunistas, que se camuflan bajo la capa de demócratas, tienen de ello lo que el que les escribe de obispo que es poco o nada. Los que hacen del odio a sus adversarios instrumento para mentir, engañar, tergiversar y perjurar, con el único fin de borrar al contrario, de impedirle argumentar; porque saben que su sistema político ha fracasado en todo el mundo menos, precisamente, en aquellos países donde se han hecho con el poder gracias a haberlos convertido en dictaduras totalitarias. Vean los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba y, echen un vistazo a las dictaduras de Corea del Norte, Vietnam y Camboya, por no citar más, y se darán cuenta de cómo se las gastan estos defensores de la mal llamada “libertad”.

Pues en España, o lo que queda de ella, también tenemos ejemplos de estos pretendidos “intelectuales” que se consideran por encima del bien y del mal; de estos que pretenden que cuando abren la boca el resto de los humanos nos quedemos embelesados con sus ocurrencias y, a fuer de ser francos, debemos reconocer que embelesados no nos quedamos, pero asombrados y consternados sí. Por ejemplo, que un sujeto como Victor Manuel, un personaje que se ha hinchado de ganar dinero, trabajando sí, pero también trabajan, y mucho, los vidrieros en un fábrica o los panaderos en las panaderías y no ganan fortunas como ellos; pretenda aleccionarnos en el comunismo y además, se comporte como un cretino y un mal educado, atreviéndose a llamar a un Obispo “hijo de puta”, cuando sabe que, con ello, está ofendiendo a todos los católicos de la nación.

Por si no bastara, nos encontramos con el digno émulo de la familia Bardén, el señor Xavier Sardá, cuya mayor gloria consiste en haber sido el conductor de “Crónicas Marcianas”, el programa más sucio, repugnante, hortera, irrespetuoso e irreverente de cuantos se hayan producido en la televisión; se ha permitido con toda la cara, en el programa de la Julia Otero, aconsejar a unos niños, (porque se trata de un programa infantil), que “no votasen al señor Acebes”. Ni era el lugar ni estamos en campaña electoral; pero, así actúan, así engañan y así pretenden convertir a nuestra patria en una república stalinista, todos estos izquierdistas que nos rodean. ¿Cuándo vamos a reaccionar? Si no espabilamos, ¡lo tenemos claro!
 

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