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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 24 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

Del despilfarro a la recesión
sólo hay: la falta de previsión

 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Ofrecen setecientos mil pisos a los que ganen menos de 3.000 euros en Andalucía; 2500 euros por cada recién nacido; dentista gratis para los niños de 10 a 15 años y elevan el salario mínimo a 800 euros (con su repercusión multiplicadora en la tabla de salarios) y nadie, de este Ejecutivo que nos gobierna, parece que se haya parado a pensar en ¿qué es lo que ocurriría si la economía se torciera y empezaran a llegar los del “tío Paco con la rebaja”?.

Veamos por ejemplo. De un tiempo a esta parte, están ocurriendo hechos que deberían hacernos meditar sobre nuestro futuro. Si nos fiamos de este Ejecutivo que nos mal gobierna, si nos apoyamos en lo que dice el ministro de Economía y si creemos en aquello de que “en España no pasará nada”, pero que sí les puede ocurrir a países de “poca importancia” como los EEUU, Francia, Alemania e Inglaterra ¡vamos servidos! Basta darse una vuelta por cualquier supermercado de alimentación y pasar revista a los precios; no me refiero a las delicatessen ni a los artículos de capricho, pero fíjense en los precios de la leche (un 30% de aumento) o del pan (15 o 20 céntimos más caro) la harina, las carnes o los pescados, las verduras etc.; y compárelos con los de hace dos meses; se percatará de la enorme subida que han experimentado. Si usted pregunta, le dirán que los cereales han subido porque se van a destinar a sustituir al petróleo y que, desde China, se están importando grandes cantidades de dicho producto. Pero si se toma la molestia de hacer la misma pregunta al agricultor, al ganadero o a los pescadores obtendrá una respuesta muy distinta. Le dirán que a ellos apenas les ha aumentado el precio al que venden sus productos.

¡Ah! Ahí está la madre del cordero! Los intereses creados que, aparte de ser una magnífica obra del insigne literato don Jacinto Benavente; es uno de los males endémicos de nuestra economía. Vean ustedes, la cosa es muy simple, hoy en día los agricultores no venden, como antaño, sus productos en las ferias o los mercados, porque existen grandes empresas que les compran la cosechas enteras, incluso con años de antelación. Estas grandes empresas (intermediarios, para entendernos) son las que, valiéndose de su monopolio, fijan los precios con los que se venden los productos a los distribuidores que, a la vez, les añaden su tanto por ciento de comercialización y ganancia. Pero, ¿por qué el Gobierno no se ocupa de que esto no ocurra?; ¿por qué, tratándose de producto de primera necesidad, no se toman medidas para evitar que esto ocurra?. Si me lo preguntaran a mí nada más se me ocurriría decirles que: porque no están interesados en ello, que ¿por qué no lo están? Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Mi opinión es que existen varios factores. Uno, que los políticos están tan enfrascados en asegurarse su reelección que no les queda tiempo para dedicarse a su trabajo, que es gobernar; otro, la enorme burocracia; también las grandes empresas que hacen de intermediarios tienen gran influencia con el gobierno, con los bancos y con los organismos públicos con los que colaboran, mantienen relaciones e incluso son sus proveedores. Pero, ¿y el ciudadano de a pie, como va a soportar este encarecimiento de los productos de primera necesidad si su sueldo, su pensión o su subsidio no sube más que un ínfimo tanto por ciento cada año? Esto es la cuadratura del círculo, porque el Gobierno “regala” con fines electorales cosas, sin duda interesantes, pero que no solucionan la cesta de la compra diaria ni, tampoco, los aumentos de las hipotecas ni los intereses de los créditos. Nos ofrece casas, nos promete dentista para los niños, pero,¿puede garantizarnos que podamos llegar a final de mes subiendo, como suben, los artículos de primera necesidad un 20, un 30 o un 40 por ciento, vamos a poder llegar a final de mes, si nuestros emolumentos sólo suben un 2 o un 1’6 por ciento? Aquí está, señores, el quid de la cuestión. Pero ustedes sigan votándoles y verán lo que es bueno.
 

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