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sociedad - DOMINGO 28 DE OCTUBRE DE 2007


Un niño imita a los legionarios. M.Z.

SÁBADO LEGIONARIO
 

Un noviazgo de 87
años con la muerte

El acuartelamiento de García Aldave acogió la espectacular formación militar del ‘Sábado legionario’, en la que participó la Plana Mayor de Mando, presidido el acto por el general de Brigada Fernando Carbonell Sotillo
 

CEUTA
Rober Gómez

local
@elpueblodeceuta.com

Pasar en 24 horas de cubrir la escala de un barco de Greenpeace en el Puerto de Ceuta a la formación militar de Sábado legionario en el acuartelamiento de García Aldave es un contraste sobresaliente, al menos.

A saber que este tradicional acto sirve para recordar a los que murieron vistiendo el uniforme de La Legión desde la época del denominado Tercio de Extranjeros, creado por el rey Alfonso XIII en 1920. La verdad es que el rollo castrense nunca me ha inquietado; es decir, hasta ayer, no había presenciado un desfile militar. Lo más cerca: el vídeo de la jura de bandera de mi primo –algo tan aburrido como cuando alguien te obliga a ver una por una un taco de fotografías de sus vacaciones en el Caribe, un sitio donde uno, seguramente, nunca estará–.

Del Día de las Fuerzas Armadas en Madrid sólo recuerdo el segundo en que se tarda en saltar de un canal a otro con el mando o el minuto –incluso a cámara lenta– con Zapatero sentado en el Paseo de la Castellana al paso de la representación yanqui o de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega abroncando a la presidenta del Tribunal Constitucional, mientras Moratinos silva al lado.

Obedecer órdenes sin preguntarte el por qué no es cosa de mi gremio. De lo primero que uno aprende en la Facultad de Periodismo mientras se rasca el acné y mira con disimulo a sus compañeras de pupitre es la regla de las cinco uvedobles: el qué, el quién, el dónde, el cuándo y el por qué (what, who, where, when y why, en inglés). Entonces pocas cosas en común podemos tener con el mundo castrense, para bien o para mal.

Sin embargo, tengo que reconocer que el Sábado legionario que presencié ayer me sobrecogió. ¡Varios centenares de legionarios entonando el Novio de la muerte acompañados de la Banda de Guerra y Unidad de Música de la Comandancia General de Ceuta! Un noviazgo con la señora de la guadaña que dura 87 años. Ceuta fue el lugar asignado para la instalación de las oficinas de mando, por lo que a la ciudad autónoma se la considera la cuna de La Legión, denominación que, por otro lado, no se dio hasta 1989.

El acto pretende ser una muestra de unión entre la población de Ceuta y su Comandancia General, representada en esta ocasión por el Tercio Duque de Alba, motivo por el cual fue abierto al público, no siendo necesaria la presentación de ninguna invitación para acceder al acuartelamiento de García Aldave.

Las unidades de la Legión, con un exigentísimo programa de instrucción y adiestramiento, participan cada año en numerosos ejercicios y maniobras. Durante los últimos tiempos, destaca la participación de La Legión en misiones de paz bajo los auspicios de las Naciones Unidas y la OTAN en América del Centro, Bosnia-Herzegovina, Albania, Kosovo, Macedonia, Iraq, Afganistán, Congo y Líbano.

Desde su creación, casi 10.000 legionarios han muerto en combate y más de 36.000 han sido heridos, los últimos en Bosnia-Herzegovina.

El toque de batallón abre el Sábado legionario sobre el patio de granito del acuartelamiento García Aldave, formando las unidades para informar de las novedades al jefe de Bandera y al teniente coronel jefe de La Línea, en este caso, Jesús Román Baldellón.

El general segundo jefe de la Comandancia General de Ceuta, Fernando Carbonell, hace su entrada en el Patio de Armas, rindiéndosele los honores de ordenanza. Luego, pasa revista a la fuerza, saluda a los asistentes y ocupa la presidencia del acto.

El acto sirve también para el nombramiento de los legionarios del mes en atención a los méritos contraídos en el desempeño de sus cometidos. Los premiados son Francisco Carballo, Mohamed Yassin, David Boix, Hamido Lahasen, Daniel Rodero, Ricardo Carretón y Jorge Rodríguez. El coronel jefe del Tercio les hace entrega del diploma acreditativo.

Asimismo, durante el acto se procede a la entrega de dos placas en reconocimiento al continuo apoyo prestado al Tercio a dos legionarios de Honor: Ignacio Hernando y Emilio García Mateo.

Y desde ayer existen dos Legionarios de Honor más, José Robles y José María López Gutiérrez, a quienes les hicieron entrega de esta distinción para hacer patente “el agradecimiento a aquellas personas que han puesto de manifiesto un especial cariño hacia La Legión, sabiendo de una manera implícita cumplir con las virtudes que encierra nuestro credo legionario, y que les hacen por ello, dignos de nuestra admiración y respeto, y copartícipes del honor de ostentar el título de Legionario de Honor, que distingue a todos los que formamos o alguna vez formaron en las filas de La Legión”, según se dijo.

Tras la alocución del coronel jefe del Tercio y los reglamentarios vivas (a España, el Rey y La Legión), el evento del Sábado legionario entra en materia, es decir, “el acto en honor a los que dieron su vida por España formando parte de la gloriosa Legión”.

Los guiones y banderines del Tercio se trasladan a paso lento a su puesto ante el monumento, mientras los legionarios entonan, por primera vez en la mañana, el sobrecogedor Novio de la muerte.

Cientos de gargantas sincronizadas: Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera; soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera. (...) Por ir a tu lado a verte mi más leal compañera, me hice novio de la muerte, la estreché con lazo fuerte y su amor fue mi ¡Bandera!

Posee romanticismo, no hay duda, y a mí se me ocurre que se puede mandar al concurso para el himno de España. Imaginen 60.000 forofos cantándo dicha canción en un estadio de fútbol. La jaca neozelandesa no da tanto miedo. A lo mejor nos ayudaría a ganar el Mundial por incomparecencia de los rivales.

Tras la ofrenda de la corona, el comandante Ramón Caudevilla y el capitán José Luis Gutiérrez Femenías, de la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas, y los nombrados legionarios de Honor, José Robles y José María López, se dirigen al monumento a los caídos para depositar dos coronas de laurel, acompañados por el teniente coronel jefe de La Línea.

La Unidad de Música de la Comandancia General de Ceuta y la Banda de Guerra del Tercio interpretan el toque de oración, triste, y se da lectura a un soneto de exaltación a la patria y sus símbolos, como la bandera.

Seguidamente, el capellán eleva una oración y los guiones y banderines regresan a paso legionario a su puesto en formación, a los acordes de Tercios heroicos.

Tras los espíritus del Credo Legionario, los soldados entonan la Canción del Legionario, otra vez con el leitmotiv de la muerte, que para algo es su novia: Soy valiente y leal legionario; soy soldado de brava legión; pesa en mi alma doliente calvario que en el fuego busca redención. Mi divisa no conoce el miedo, mi destino tan sólo es sufrir; mi Bandera luchar con denuedo hasta conseguir vencer o morir.

Desde sus orígenes, la Legión ha promovido un culto al combate y una disminución de la relevancia de la muerte. Se pretende con ello minimizar el miedo natural a morir, favoreciendo los actos heroicos necesarios para su misión inicial como tropas de choque profesionales. Gran parte de ese objetivo se cubre mediante un adoctrinamiento de la tropa, que incluye la llamada mística legionaria, simbolizada de forma definitiva en el Credo Legionario y en las enseñanzas en torno al bushido, un código ético particular.

En su forma más pura, el bushido exige a sus practicantes que miren al presente desde el momento de su propia muerte, como si ya estuvieran muertos. Occidente ve con romanticismo esta filosofía así como lo hace con muchas otras nacidas en oriente. No obstante, muchos ven el bushido actual como una forma evolucionada de su original propósito guerrero.

El mismo teniente coronel de Infantería Millán Astray, que obtuvo el primer mando del Tercio de Extranjeros, admitió muchas veces ser un gran admirador del bushido, obra que él mismo llegó a traducir al español durante los años 20 a partir de una edición francesa.

Así, tras exaltar el Credo Legionario, los soldados despejan el Patio de Armas a paso ligero para concluir con el desfile ante la autoridad. Al frente de las unidades marcha el teniente coronel de La Línea, el Guión del Tercio con su plana mayor de mando, la Compañía de Defensa Contracarro y la 4ª Bandera Cristo de Lepanto.
 


Entrega de diplomas a los
 

XLa Delegación de Ceuta de la ARES (Asociación de Reservistas Españoles) en colaboración con AREVOLCE (Asociación de Reservistas Voluntarios de Ceuta) efectuó la entrega de tres banderas de mochila a sus asociados en un acto previo a la entrega de los diplomas a los reservistas voluntarios de la ciudad autónoma en el Acuartelamiento de La Legión en García Aldave.

“Somos civiles, pero hacemos la formación básica, de dos semanas”, explica Julián Domínguez, secretario de AREVOLCE.

La Asociación incluye desde médicos y enfermeros a policías pasando por los ingenieros. “Hay por ejemplo cursos de logística sanitaria, todo terrenos o guerra nuclear”, señala Domínguez, que este verano, por ejemplo, estuvo trabajando en Las Palmas en la Unidad Militar de Emergencia que combatió los incendios que pusieron en jaque las islas Canarias.
 

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