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OPINIÓN - JUEVES, 1 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Ayer, cuando mi a migo me preguntaba por las causas que habían llevado al PSOE de Ceuta a la situación en la que se encontraba, se me olvido decirle que es la misma situación que atravesarán, todos aquellos partidos que aglutinen en sus filas a personas de diferentes ideas o pensamientos. El final es el mismo.

Cuando en las primeras elecciones democráticas se presentó la UCD liderada por Adolfo Suárez, las ganó por mayoría y todos pensaron que había Suárez para rato, pero olvidándose de que la UCD estaba compuesta por personas de muy distintas ideas, entre las que se encontraban personas con muchas aspiraciones a ser presidente del gobierno desplazando, del mismo, a Suárez que dicho sea de paso fue, sin lugar a dudas, junto a Felipe y Aznar, de los mejores presidentes que ha dado la democracia española.

Pero la ambición de algunos de los componentes de la UCD, de distintas ideas de Adolfo, empezaron son sus luchas internas y llevaron al partido al desastre haciéndole, incluso, desaparecer del mapa político, sin que Suárez pudiese hacer nada por evitarlo. Consecuencia lógica de tener en sus filas a personajes de distintas ideas y, además, con ambición de poder. Porque los ambiciosos de poder, aunque sean unos auténticos tarugos, existen en todo y cada uno de los partidos políticos. Esa fue la gran tragedia de la UCD, el llevar en sus filas a personas de distintas ideas o pensamientos que, al final, en sus luchas internas por hacerse con el poder, dejándose llevar por su ambición desmedida acabaron con el partido creado por Suárez. Triste final para el hombre que fue capaz de hacer una modélica Transición.

Creó otro partido, pensando que podría volver con la misma fuerza que la vez anterior. Muy tarde y triste final para un hombre digno de admiración, al que los ambiciosos traidores le cavaron su tumba política. El único consuelo, que quizás le pudo quedar, es que ninguno de aquellos traidores permanecieron en la política a pesar de que, algunos de ellos, se quiso subir al carro del poder. El creer y presumir de que, cada día, su partido tiene un mayor número de afiliados, es uno de los más grandes errores que se pueden cometer en política. Porque todos esos que han aumentado el número de afiliados en el partido, se ha conseguid a fuerza de darle buenos puestos de trabajo donde ganar una pasta gansa.

Ya me dirán, aquellos que presumen y lanzan a los cuatro vientos, vientos que pueden llevar sus voces hasta Madrid, cómo han conseguido el aumento del número de afiliaciones. Sencilla y llanamente comprando voluntades de auténticos mercenarios que, en cualquier momento, pueden vender sus amas al mejor postor, aunque el postor en cuestión sea el peor enemigo de aquellos que les contrataron.

Mientas los verdaderos, los auténticos personajes que creen y luchan por engrandecer el partido, empiezan a dudar, ante el abandono a que se ven sometido, si no sería mejor volverse mercenario para conseguir un puesto de trabajo. Mal asunto este, de que por la actitud de algún ignorante, polítiquillo del tres al cuarto, se vayan quedando en la cuneta aquellos que han sido y son las bases sobre la que se sustenta el partido.
 

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