PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 1 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Gonzalo Testa
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

A Gonzalo Testa lo conocí yo recién llegado él a Ceuta. Y pronto comprendí que era un periodista estupendo y me dio por hablar bien de cómo realizaba su trabajo. El subdirector de este periódico, en el cual me permiten tener este espacio, suele ser muy puntilloso cuando se trata de publicar algo.

Y me consta que es minucioso y escrupuloso en cuanto escribe, porque es consciente de que no hay nada peor que a uno lo dejen desairado. Es decir, con el trasero al aire. Que es, ni más ni menos, lo que han tratado de hacer con él por habernos contado que el delegado del Gobierno, Jenaro García-Arreciado, ha puesto firme a todos los directores provinciales, asesores y demás altos cargos de la Administración General del Estado en Ceuta.

Por lo tanto, yo creo que su información es la válida. Por ser Gonzalo quien es, y porque también estoy acostumbrado ya a que don Jenaro cuando se lanza, ya no oye, ni ve, ni entiende. Se congestiona, se hincha, y debe de costar un huevo llamarle a la prudencia. Y yo entiendo que el onubense, que está hasta los mismísimos de que algunos de los componentes de su equipo anden siempre intrigando contra las personas que más confianza tienen en la calle de Ferraz, se haya encarado con ellos y les haya dicho que ya está bien de ocupar cargos relevantes y muy bien remunerados y, sin embargo, no dejen ni un solo día de entorpecer la línea política que han marcado los barandas de Madrid.

Porque ya era hora de que alguien le dijera a Salvadora Mateos que deje de pensar en Jerónimo Nieto: un abulense cuya forma de ser parece que ha dejado huella en mi estimada Ori. Y cuya destitución, en su día, la convirtió en una enemiga acérrima de quienes no estaban de acuerdo con la forma de actuar de un señor que vino del frío y que le importaba un pitoche todo cuanto sucedía a su alrededor.

Y, desde luego, me parece oportuno que el delegado del Gobierno les haya leído la cartilla a Juan José León Molina y a Jesús Lopera. Ya que ambos, por lo visto, se están perdiendo en comidillas insulsas que no hacen sino distraerles de sus cometidos. Cuando, debido a sus responsabilidades como directores provinciales, necesitan de todas las energías posibles. Y, claro, conviene que no las malgasten dando el cante en reuniones de cafeterías y largando lo indecible contra una María Antonia Palomo que se mueve entre bastidores con una habilidad digna de que sea destacada como la mujer del año.

De modo que me importa poco que haya salido Clemente Cerdeira, por el que siento el consiguiente aprecio, declarando que es falso que el delegado del Gobierno sacara a relucir sus formidables alegatos, a modo de “filípica”, para recordarles a algunos de sus subordinados que dejen de meter la pata si no quieren pasar por un mal trance. Y aunque entienda que el asesor cobra para enmendar los excesos verbales y los aspavientos de su jefe, en este caso no venía a cuento dejar al mensajero por embustero. De ningún modo, vamos.

Máxime si el mensajero se ha ganado el crédito con creces, por su trabajo diario, durante años. Por lo cual apuesto a favor de lo contado por Gonzalo Testa, el miércoles pasado. Es decir, que el delegado del Gobierno les dijo basta ya de sandeces a varios componentes de su equipo. Y los amenazó con sancionarles si no cortaban de raíz sus maquinaciones contra Enrique Moya.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto