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OPINIÓN - SÁBADO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Adelantarse a los acontecimientos y predecir lo que puede ocurrir en un tiempo no muy lejano es, sin duda alguna, producto de la intuición de todos los que nos dedicamos a escribir en los papeles. Naturalmente que no todos nosotros tenemos ese don de la intuición, para tenerlo es condición “sine quo” haber aprendido en la mejor universidad del mundo, la calle. En esa universidad, entre otras cosas, se aprende a ver venir a los que se declaran tus enemigos, a los cuentistas que se quieren quedar contigo y, sobre todo, a aquellos analfabetos que se quieren pasar de listos, cuando no saben hacer la o con un canuto de caña.

Me he tenido que buscar las habichuelas a edad tan temprana que, eso, me dio la oportunidad de adquirir todos los conocimientos de esa bendita universidad, permitiéndome el lujo de contar con el donde la intuición y poder, de esa forma, adelantarme a ciertos acontecimientos.

Hace meses escribimos en esta misma página, de las decisiones que terminarían por adoptar los países para quitarse de encima toda la escoria que les ha llegado. Italia ha sido el primero país que ha puesto en marcha eso de las expulsiones de su territorio de todo el clan familiar en cuanto algunos de sus miembros cometiesen un delito. No es racismo, como puedan pensar e incluso decir algunos de esos que se las dan de “buenos” es, sencilla y llanamente supervivencia.

Sarkozy, que será sin discusión alguna el líder de Europa, está estudiando cambiar la legislación vigente por otra que, a igual que Italia, le permita expulsar de suelo francés a toda esa escoria que tanto daño hace a un país.

Venir a trabajar a un país extranjero, tal y como millones de españoles hicimos hace tiempo, es saber acatar sus leyes y sus costumbres y no hacer todo lo contrario, donde una minoría quiere implantar sus leyes y su forma de vivir.

El que viene a trabajar, a un país extranjero, buscando un mejor nivel de vida para él y para los suyos es digno de admiración y hay que prestarle toda la ayuda posible porque, ese, jamás creara problema alguno y acatará las leyes y las costumbres del país al que ha venido.

Los que nunca acatarán las leyes y las costumbres del país al que han llegado, son toda esa escoria de maleantes que vienen con el sólo fin de robar, llegando incluso a matar si es necesario. A toda esa escoria, hay que expulsarla de forma rápida. Y haciéndolo con todo el clan familiar, en cuanto uno sólo de ellos cometa un delito, es obligar a los padres a estar más atentos de sus hijos. En cuanto sean expulsadas cuatro o cinco familiar, verán como los padres se implican más en el hacer de sus hijos y desaparecen las bandas juveniles.

Lo que habrá que evitar, por todos los medios a nuestro alcance, es que todas esa escoria expulsada de algunos países de Europa, en vez de largarse a sus respectivos países se vengan a España. El problema que nos crearían, sólo serviría para aumentar el que ya tenemos establecido en suelo español con todas esas bandas juveniles que tanto daño están haciendo a nuestra juventud.
 

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