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OPINIÓN - JUEVES, 15 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El burro de Rute
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Validos y confesores reales fue el título de esta columna el martes pasado. Y el primer párrafo daba a conocer una carta privada a su confidente, la monja sor María de Ágreda, donde Felipe IV trataba de justificar por qué, después de la caída de Olivares, había considerado necesario tomar otro valido. La carta iba entrecomillada, y está sacada del libro El mundo de los validos, bajo la dirección de John Elliot y Laurence Brockliss, y pertenece a la editorial Taurus. Luego, pasé a contar la historia de los validos y confesores reales tal y como se recoge en el libro y, por supuesto, en cualquiera enciclopedia libre. Puesto que lo que está bien escrito no se puede mejorar, el texto me servía perfectamente para hacer un paralelismo con la forma de ser del sacristán más importante con que cuenta esta tierra: Emilio Cózar.

Claro que hablarle a Cózar de paralelismos, analogías, comparaciones o intertextualidad, es lo mismo que si uno lo hiciera con los burros de Rute, por más que durante años estuviesen apadrinados por Camilo José Cela. El hombre no da más de sí. Que le vamos a hacer. Y es que por mucho que rece y sea de misa diaria, lo cual, está muy bien, comprobado está que Dios lo quiere corto de mente, o sea, muy escaso de entendederas. Aunque cuando quiera le explico de memoria lo escrito y le doy pelos y señales de lo que hablan de validos y confesores reales otros textos que tengo leídos y que vuelvo a leer cada vez que lo considero oportuno.

A cambio, claro está, Dios ha facultado a Cózar de habilidades suficientes para mantenerse hasta el fin de sus días como presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta y, sobre todo, le ha dado tragaderas suficientes para poder medrar en todos los aspectos. Con el único fin de paliar en parte a su hijo amadísimo de esa costra de analfabetismo funcional que luce a cada paso.

De ahí que haya pasado de ser un fervoroso defensor del GIL, por amistad con quien fuera diputado todopoderoso de ese partido, Manolo de la Rubia, a encargarse de la vida espiritual del actual presidente de la Ciudad. Y, desde luego, anda también reclamando un sitio a su vera como experto en protocolo y etiqueta. Por ello, le estorban ya todos cuantos consejeros y asesores tenga el presidente.

Pero, dejando a un lado el proceder del tan conocido Emilio Cózar, en su papel de director espiritual y experto en protocolo y etiqueta, le voy a dedicar unas líneas en forma de misiva:

Señor presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta: ¿cuándo tendrá usted a bien presentar las cuentas de la federación que lleva rigiendo desde que vestía pantalón corto? Y explíquenos cómo maneja usted los dineros de las subvenciones y demás conceptos referidos a la pasta gansa que pasa por sus manos. Porque no entiendo, cual ya le dije el día 4 del corriente, cómo el “Faro de Melilla”, por medio de Otilio Ridruejo y José María Aznar, persigue sañudamente al presidente de esa Federación de Fútbol, Diego Martínez y a Robles, consejero de Deportes, por los mismos motivos. Y usted, sin embargo, vive aquí tan plácidamente y encima permitiéndose el lujo de usar el medio para hacerse el artículo.

Eso sí, le invito a que busque en internet, si estas líneas deben ser entrecomilladas por haber sido plagiadas de una enciclopedia libre donde seguro que ya saben de sus... habilidades. Quedo suyo.
 

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