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sociedad - VIERNES, 16 DE NOVIEMBRE DE 2007


SOLDADOS HACIENDO PRACTICAS. NICOL'S.

CASTRENSe
 

A 25 días de pisar tierra balcánica

Alrededor de 600 militares se preparan en
Ceuta para llevar a cabo la Operación Sierra-Kilo en Kosovo. Durante cuatro semanas este contingente se prepara en Ceuta para cruzar, el 11 de noviembre, Mediterráneo y Adriático
 

CEUTA
Luis Parodi

local
@elpueblodeceuta.com

García Aldave se ha cubierto de polvo militar y de verde camuflado, olor a guerra. El espesor del monte encumbra a los alrededor de 600 militares que partirán a Kosovo en menos de un mes y que se entrenan para cubrir la misión de paz que llevarán a cabo en la provincia de Istok, en una de las zonas más derruidas a causa de la guerra en los últimos 20 años. El contigente será comandado por el teniente coronel de la unidad de Regulares de Ceuta, José Acevedo. Esta unidad, además, será la que más hombres destine a la misión KSPFOR XIX. Todos ellos se preparán en las calzadas sin pavimente de esta colina y tejen un mosaico que invoca a una escena de cine bélico. Afortunadamente, el trabajo que desarrollarán en aquella zona no tendrá que ver con un conflicto militar y su cometido consistirá en proporcionar una ayuda humana a los habitantes de aquella región.

El 25 de noviembre marca la fecha final de instrucción del contingente, que descansará hasta el 11 de diciembre, cuando partan a Kosovo para permanecer durante cuatro meses en misión humanitaria. En lo que dura este periodo de asueto, los soldados se despedirán de sus familiares antes de tomar el rumbo a la península balcánica. Ceuta presenta una geografía perfecta para el ensayo de misiones. Debido a esto y a que el 75 por ciento de las personas que tomarán parte en la Operación Sierra-Kiloestán destinados en Ceuta, el contingente permanecerá, durante este periodo de instrucción, en la ciudad autónoma. Resulta sencillo toparse con alguna de las instrucciones que se realizan diariamente en este monte. Ayer, por ejemplo, a las 9:15 de la mañana, unos comboyes desarrollaban un trabajo de inspección a primera hora, en los vehícuos motorizados a rueda (BMR). Más tarde, en el campo de Pichón, diferentes unidades hacían pruebas de tiro desde 100 y 50 metros. El transcurrir del día se asimila lo máximo posible a una jornada en Kosovo. Las prácticas se realizan con esmero y sin relajaciones. Las líneas de mando se respetan y cada uno asume su puesto con la responsabilidad del trabajo bien hecho. Más tarde, a las 11:15, en un llano desarbolado de García Aldabe, la Unidad de Ingenieros se empleaba para desactivar un explosivo. El terreno simulaba un espacio común de Kosovo. Se colocaron varios BMR estratégicamente en la zona como si fueran casas. El capitán del regimiento escondió el paquete para que el robot Theodor lo buscara. La desactivación de bombas es una de las principales funciones que los militares cumplirán en Kosovo. Esta región, antiguo campo militar, aún mantiene bombas sin desactivar, o rencillas entre las diferentes comunidades religiosas (ortodoxos y musulmanes) que conviven y que, en alguna ocasión, deja un regalo o artefacto en casa del vecino. El regimiento de Ingenieros, cuando encuentra algún paquete o bolsa sospechosa toma parte en la acción. Inmediatamente acordona la zona en unos 100 metros habitualmente. Se da un aviso a alguna unidad de apoyo (casi siempre a Infantería), para que haga la cobertura. Ese espacio queda vigilado y los 100 metros que circundan al objeto sospechoso permanecen libres. Aquí actúa el robot Theodor. Este aparato, de un alto coste de ingeniería, inspecciona el terreno. La unidad de ingenieros coloca un centro de operaciones en un enclave cercano desde donde teledirige al robot. Theodor visualiza, gracias a la gran apertura que tiene su ojo, un gran campo de imagen, con el fin de acelerar los tiempos de búsqueda del artefacto. Cuando es encontrado, el robot regresa al centro de operaciones.; y se le coloca la carga indicada para desactivar eficazmente el artefacto. Ayer, se lanzó un cartucho de agua, a presión, y en forma diagonal, sobre el objeto peligroso. “Si el objeto tiene una carga explosiva, conseguimos que estalle sin causar heridos. Muchas veces son falsas alarmas, gracias a Dios”, comentó Santiago Martínez-Larraz, capitán del regimiento de Ingenieros.

La unidad de operación la componen dos hombres, el capitán y el robot, según relató Juio Nieto Cid, sargento de la Compañía. Ayer, una sección de Regulares delimitaba la zona, encabezada por el teniente Marí.
 


Nisri Ahmed, la única mujer de la primera
compañía de Regulares, ve cumplida “una de sus metas”

Nisri Ahmed Abdelkader es la única mujer de la Primera Compañía de Regulares que visitará Kosovo. A sus 23 años sólo ha visitado esta región de la Península de los Balcanes a través de sus pensamientos, y las historias que sus primos, también militares, le han contado de cuando estuvieron desplazados en una ocasión anterior. Para ella, este desplazamiento significa hacer algo “que me gusta mucho”. El teniente Marí, a su lado, comenta la valía de la soldado. “Es de los soldados más activos y operativos de todos con los que contamos en la compañía”. Ella dice que su madre está “muy contenta” con la decisión que ha tomado. “Se pasa todo el día mirando las noticias de Kosovo y, luego, me informa”, explicó. “Ella sabe que no hay demasiada actividad ahora mismo en esta zona y, además, confía mucho en mí”, añadió. Desempeñará las tareas de teleoperadora y conductora. Aunque, como comenta Marí, “hay que hacer de todo”. Los nervios acechan a todos los militares, a escasos 20 días de aterrizar en Los Balcanes. No obstante, Nisri asegura que “más que nervios son las ganas de estar ahí lo que sentimos ahora mismo”. Un mes de dedicación empleará este contingente en preparar la misión. “Desde que entré en el ejército esta era una de mis metas”. Hace dos años y dos meses que accedió a esta institución; se lo sabe de memoria y tendrá el privilegio de ser la única mujer de la primera compañía de Regulares. Quizá, por ello, le traten como a una reina en el destacamento.
 

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