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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 21 DE NOVIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Un Museo del Crímen… ¡la hostia!

Por Quim Sarriá


Estoy en Madrid, la capital de la España que, según dicen los nostálgicos de la Una, Grande y Libre, está tan fragmentada en tantos pedazos como Comunidades Autonómicas existen. Ahora es Diecisiete más dos ciudades, Grande (ahí no cambia) y Libre (de verdad, por la democracia, no como antes que sólo era Libre para Franco y los suyos)

He tenido la “mala suerte” de escoger el hotel donde paran los jugadores de la selección sueca de fútbol que se enfrenta a esa España fragmentada. No es que yo sea un furibundo forofo, es que como los suecos son antiguos demócratas llevan tan lejos esa democracia permitiendo a los forofos de la selección sueca, llamados por estas latitudes hinchas, pernoctar en el mismo hotel. Pasa que la jarana futbolera ya está montada y no es raro que me encuentre por donde quiera que vaya, por el hotel, con esa cruz amarilla sobre fondo azul. Y eso que dicen que los suecos son muy fríos… ¡si van por las calles en manga corta!, cuando un servidor no encuentra ni una mísera bufanda con qué abrigarse del terrible frío madrileño.

Frío, de otra clase, el que he sentido cuando me han contado que esperan realizar en Madrid el primer Museo del Crimen de la Historia Española… ¡qué morbo! Será un compendio de información sobre balística (útil para posibles candidatos al CSI español); una sección dedicada a la toxicología y su uso por asesinos (mala cosa que puede denominarse mata suegras, así separadas las palabras): otra sección con la colección íntegra del armamento utilizado por los criminales de todos los tiempos de aquí (aquí es España ¿no?, y el siniestro garrote vil… ¿figurará en la colección?); un gran repertorio de fotografías de criminales como para salir huyendo, en el que no faltará ni un solo criminal desde que se inventó la fotografía; bases de ADN de criminales y víctimas con las que hacer caldo de cultivo de los futuros policías científicos; fauna cadavérica (¡qué asco!) con esos bichitos y bicharracos que se comen los cadáveres como Vd. y yo, por supuesto, comemos el pan de cada día ¿no te fastidia?, a mí sí y mucho; Textos y documentos con la historia más negra de España (no lo crean, no dicen nada de los subsaharianos); piezas de depósitos judiciales, de colecciones particulares (¡anda!, no sabía que los particulares guardaban cadáveres de victimas de asesinatos) y de objetos conservados por el profesor emérito José Manuel Reverte, de la Universidad Complutense de Madrid; etc., etc.

Hombre, habrá que tener redaños para acercarse a cualquiera de las salas del futuro Museo, encararse con la cara fotografiada del asesino más patibulario y mirando fija y directamente a sus ojos un largo rato… encontrarse a alguien que se le parece un montón sería un “pandemonium” de pensamientos no controlados; más aún si debajo del cuadro fotográfico se muestra el arma con la que rebanó mas gargantas que un matarife de corderos con la cara vuelta hacia La Meca… hablando de corderos, sería bueno ir con el cuello protegido por si acaso “suena” el silencio de los mismos.

Encontrarse uno con una sopa de asquerosos gusanos merendándose un trozo de carne humana… dejaría ese uno de comer carne (de vacuno o porcino o aviar se entiende) un largo tiempo, ¿no creen?. Dicen que comienzan a darse el festín esos bichitos que todos tenemos en el estómago (de ahí que tapen “todos” los agujeros del cuerpo humano por si se les ocurren atacar a los vivos, eso creo yo) y luego vienen las moscas a poner huevos a montones en la carne putrefacta y reventada por los mordisquitos de los anteriormente citados bichitos estomacales. De esos huevos salen esos horribles gusanitos blancos que empiezan a “encapullar” dentro de las carnes abiertas y luego se transforman en espantosas crisálidas que pasan a ser nuevas moscas, más gordas desde luego, que comienzan a su vez a chupar el resto de los líquidos expulsados… ya tengo ganas de vomitar. No sé por qué escribo estas porquerías, pero lo cierto es que esa es la idea de los que proyectan ese Museo del Crimen.

Como sugerencia: pediría que instalen cámaras de seguridad… los ávidos coleccionistas de muertes tiene su huerto en el futuro Museo y bueno es tener asegurada una cara de criminal vivo que una foto de criminal muerto que a fin de cuentas no nos puede hacer nada, salvo darnos asco y largas horas de meditación sobre la crueldad humana. ¿No te jode el invento?
 

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