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OPINIÓN - VIERNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Otra forma de ser hombre es posible

La concentración de hombres contra la violencia de género que ayer convocó en la Plaza de España a las 20.00 horas la recién constituida Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE) va mucho más de su mayor o menor valor en términos cuantitativos. La asistencia a la cita fue ciertamente escasa, pero ello no debe desvirtuar la iniciativa: la inmensa mayoría de los partidos, por muchos votos que cosechen en las elecciones, y la inmensa mayoría de las asociaciones apenas son capaces de juntar unas decenas de personas en muchas de sus convocatorias, por lo que la reducida pero selecta concentración de ayer no puede invitar al desánimo de sus promotores.

Especialmente porque con su gesto demuestran que otra forma de ser hombre es posible, la bandera que enarbola el colectivo homónimo a nivel nacional. Según este grupo lo más inmediato para luchar contra la discriminación de la mujer es apoyar a los hombres en su cambio e incentivar un modelo de masculinidad basado en la igualdad, la justicia, el respeto y la solidaridad. La igualdad real de la mujer no es posible sin una revolución masculina y esa revolución exige que el hombre se acepte a sí mismo como un ser sensible, afectivo y vulnerable, primer paso para empezar a cuestionarse los estereotipos sociales y culturales vigentes. El movimiento de hombres por la igualdad, que dio sus primeros pasos en los años 70 en los países nórdicos y en EEUU, fundamentalmente en California, debe ser bienvenido en Ceuta porque de esta forma también se sitúa a la ciudad autónoma en la vanguardia de los movimientos sociales más avanzados frente a los tópicos, a los estereotipos y a situaciones aún peores como las violentas, que cada día se cuelan en todos nuestros hogares por la televisión y, peor aún, por las ventanas y a través de las paredes. El siguiente paso será que todos, hombres y mujeres, seamos capaces de denunciar cada caso de violencia de que seamos conscientes a nuestro alrededor porque el silencio, no se olvide, nos hace cómplices.
 

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