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OPINIÓN - VIERNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

A Dios rogando
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Media España está sufriendo inclemencias meteorológicas inusuales, aunque hacia el norte templan el ambiente temperaturas inusuales en estas latitudes. El domingo la estación invernal del Alto Campóo (entre Cantabria y Palencia) lucía su desnudez, sin apenas nieve y en la cercana Fontibre, cuna del río madre de Iberia, el pequeño flujo de aguas mantenía la umbría del ambiente pese a los cálidos rayos del sol que pugnaban por penetrar el follaje. Saliendo de Marruecos, en la “jotba” del viernes 16 mezquitas y oratorios del país leían un comunicado remitido por el ministerio de Habús y Asuntos Islámicos mientras los consejos locales de ulemas, a instancias de las orientaciones del Rey Mohamed VI en su papel de Emir de los Creyentes, procedían a organizar plegarias rotativas para pedir la lluvia siguiendo el conocido versículo del Corán: “El (Dios) es quien hace descender la lluvia después que hayan desesperado, expandiendo su misericordia”.

Todos los indicios apuntan a un cambio climático cuyo paso, irrevocable, empieza a sentirse en todos los rincones del Planeta por más que intelectuales desarrollistas, tecnócratas pensionados y pensadores pesebreros intenten ocultarlo a la ciudadanía, ralentizando la toma de medidas necesarias que pudieran paliar los impactos que se avecinan como el drama humano de las riadas migratorias incontroladas que huirán cuando y donde puedan del hambre y la miseria, intentando alcanzar la insolente opulencia de las sociedades de consumo cuyos inquilinos siguen, inconscientes, bailando alegremente al son de la orquesta mientras la nave se hunde. Como en el “Titánic”, pero sin glamour ni heroísmo.

Si el domingo, al menos en gran parte del norte de España lucía un sol de justicia, la brusca caída de las temperaturas del lunes cogió desprevenidos a los responsables de la Red Eléctrica de España (REE), que estuvo muy cerca del colapso obligando a cortar la luz a 200 grandes empresas para evitar la caída del sistema; las energías renovables (hidroeléctrica, solar y eólica) no se estaban comportando según las estimaciones (escasez de agua en los embalses y de velocidad del viento) y, para más inri, las centrales nucleares de Almaraz (Cáceres) y Ascó (Tarragona) operaban al 50% de su potencia por tener parados, debido a razones técnicas, uno de sus dos reactores. Si a esto le añadimos un más que previsible, como advierte premonitoriamente el jeque Ahmed Zaki Yamani, ex ministro saudí de energía y ex presidente de la OPEP, un fiasco en el desenlace de las tensiones con la República Islámica de Irán (país con el que la guerra, más pronto que tarde, es a mi juicio inevitable) podría alzarse el precio del barril de petróleo a 200 dólares. En estas condiciones, la crisis de petróleo de 1973 que estancó e hipotecó el desarrollo socioeconómico de Occidente sería un juego de niños. Ante esta coyuntura apostar como parece hacer el Partido Popular por una “moratoria nuclear” es, además de una “boutade” electoral, una grave irresponsabilidad. A plazo corto habrá que confiar en la benignidad de este invierno y el aumento de la producción de crudo, si así lo acuerda la OPEP el próximo 5 de diciembre en Abu Dabi (capital de los Emiratos Árabes). Inch´Alá, claro. Bonita forma de meter a Dios por medio.
 

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