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OPINIÓN - MARTES, 27 DE NOVIEMBRE  DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Lo dije y, cada día que pasa, me ratifico más en aquella aseveración de que desde que desapareció, Fernández Ordóñez, no hemos tenido un ministro de asuntos exteriores de su categoría y prestigio en los foros internacionales incluido, por supuesto, el de los “cabezazos” ante cualquier personalidad extranjera. Piqué, el de los “cabezazos”, vérselos dar resultaban algo cómico.

Recuerdo a Morán, un hombre culto al que, por las razones que sean, se dedicaron a sacarles chistes que servían para menospreciar su capacidad intelectual. Nunca entendí las razones de esos chistes ni, por supuesto, de donde había partido la orden de llevarlos a cabo.

Pero, desde luego, quien marca distancia en los despropósitos es el actual ministro de Exteriores, Moratinos. Nada me extraña que algunos le llamen “desatinos”. Es que le hombre se equivoca más que, como se dice vulgarmente, una tonta haciendo punto de cruz.

Llevaba toda la razón del mundo aquel que dijo: “hay días que uno no está para nada”. Ese debió ser para, Moratinos, los otros días en su intervención ante las preguntas de la oposición. Ese fue unos de esos días en los que uno piensa, que era mejor haberse quedado en la cama sin abrir la boca.

Uno, en ocasiones, no siempre, piensa que un ministro de asuntos Exteriores, sea del país que sea, debe ser alguien que mida, en cada momento, las palabras que va a pronuncia, evitando caer en el más mínimo error.

Los errores en política son imperdonables. y más si quienes los cometen están al cargo de la política exterior, donde el más mínimo error cometido en una de las misiones encomendada, no sólo puede dar al traste con lo que se trata de conseguir, sino que se le pone en bandeja de plata al contrario la repuesta que nos va a dar que, por supuesto, será negativa a lo que tratamos de solucionar a nuestro favor.

Un ministro de asuntos exteriores no puede en ningún momento, por mucha presión a la que se vea sometido, cometer los tres lapsus que cometió días pasados, Moratinos. El primero de ellos ya lo había cometido José Blanco, Pepiño para los amigos, cuando la venida de los Reyes de España a Ceuta y Melilla, diciendo que habían visitado por primera de forma oficial Marruecos. Moratinos para no ser menos confundió a Ceuta y Melilla con Marruecos. Y como si no tuviese bastante con semejante lapsu confundió al PSOE con la UCD y, ya, rizando el rizo a Lituania con Letonia.

El enfrentamiento con el Hugo Chávez y la retirada del embajador de Marruecos en repuesta al viaje de los Reyes a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla son las bases que maneja el PP para, atacar y clamar sobre la “incapacidad” del Ministro. Esta estrategia de acoso y derribo al jefe de la Diplomacia consiguieron sacar de sus casillas no sólo la ministro sino a la propia vicepresidenta primera del Gobierno.

Quizás las causas que le llevaron a esos lapsus tenidos por el Ministro, sean por la perdida de los nervios. Pero los nervios y las buenas formas, jamás las puedes perder un Ministro de Asuntos Exteriores Por qué si se pierden, dónde queda la diplomacia.
 

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