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OPINIÓN - SÁBADO, 1 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Los “ayatolláhs”: una amenaza para la paz
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Nada tengo contra el pueblo de Irán, bien al contrario; inteligentes e industriosos, los iraníes supieron en varios momentos de su milenaria historia aupar la cultura persa a brillantes cotas de esplendor. Pero tras el advenimiento del sátrapa y tirano “clérigo” Jomeini, en 1979, la sociedad iraní presa de las limitaciones islamo-fascistas de un régimen criminal (que bendecía en la 1ª Guerra del Golfo, contra Irak, la matanza de niños inocentes con tal de proteger a los soldados de la revolución, los fanatizados “pasdarán”) fue hundiéndose progresivamente en un abismo de oscuridad mientras la dictadura de los “ayatolláhs” intentaba, no sin éxito, exportar la revolución islámica recurriendo incluso a métodos terroristas en el mismo corazón de Europa, en Alemania mismo. Mientras Occidente amaga un fiasco militar en Afganistán (el “ejemplo” dado por las fuerzas militares españolas es paradigmático) que de llegar a producirse podría generar un “efecto dominó” de incalculables consecuencias, el régimen dictatorial de Teherán sigue rugiendo amenazante, inmiscuyéndose por intereses propios en Oriente Medio (sosteniendo a la organización filoterrorista de “Hezboláh”, con la que experimenta nuevas armas) y manipulando el avispero irakí, impidiendo una solución interna pactada. La República Islámica de Irán tiene claro que empantanando al “US. Army” en la región, dificultando una proyección de fuerza sobre sí misma, gana un precioso tiempo que le permite continuar armándose hasta los dientes y, sobre todo, desarrollar una tecnología nuclear con la que podría acceder a un armamento atómico con el que posicionarse, aun más, como una potencia transregional claramente amenazante para sus vecinos. Iniciada esta década, el régimen de los “ayatolláhs” no ha parado de implementar una escalada militar claramente ofensiva, desarrollando un armamento balístico con tecnología propia capaz de alcanzar perfectamente, al día de hoy, el odiado Estado de Israel -al que ha amenazado sistemáticamente con “borrar del mapa” (sic)- e incluso el sur de Europa: si en el 2005 Teherán ya presumía del misil “Chahab” (Cometa), a finales de marzo de 2006 y después de los ejercicios navales “Profeta Sagrado” la Guardia Revolucionaria anunciaba la exitosa prueba del misil “Fajr-3” (Victoria), capaz de cargar ojivas múltiples y de volar hasta Israel; en el desfile militar de septiembre pasado el ejército iraní mostraba el misil “Gadr” (Poder), de 1800 kms. de alcance y finalmente, hace escasos días, el ministro de Defensa Mustafá Mohamed Najar presentaba, exultante, el misil “Ashura” con el que la República Islámica de Irán podría batir blancos situados a 2000 kms. de distancia. Sugiero al lector que busque un mapa y proyecte, con los procedimientos al uso, el alcance de la nueva arma de los “ayatolláhs”, por no hablar del uso del terrorismo sistemático contra enemigos declarados, como Occidente en su conjunto, a los que no podría derrotar ni por asomo en un enfrentamiento bélico clásico. Tampoco debemos obviar otro escenario, el de las alianzas, hábilmente atizado por Teherán: desde el apoyo del venezolano Hugo Chávez al “paraguas” político-estratégico chino, país con el que Irán ha firmado un compromiso de suministro petrolero, por no hablar de su valor en alza dentro del conjunto más radical insurgente de la “Umma”, la comunidad islámica.
 

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