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OPINIÓN - MARTES, 4 DE DICIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / COLABORACIóN

El segundo proyecto de Felipe Escane se tambalea

Por Ramón Ros


Dicen que si el club respalda en las malas, el entrenador será fuerte, de lo contrario que Dios le ayude ...

La destitución de Diego Quintero era un secreto a voces, pero no desde la semana pasada, sino desde el día que firmó su contrato con el Ceuta. La desconfianza hacia su capacidad como entrenador ha sido una constante entre los máximos dirigentes del club caballa, que en vez de remar juntos sólo se han dedicado a poner piedras en el camino del sevillano.

Pero más allá de ceses o contrataciones, la cruda realidad es que el problema del Ceuta no está en los ‘Calderé, Orúe o Quinteros’. Tampoco está en los ‘Nayim o José Enriques’. Quien piense eso está totalmente equivocado o quiere engañarse a si mismo. El Ceuta de José Antonio Muñoz, por ejemplo, disputó seis fases de ascenso en nueve temporadas, y las seis con cinco entrenadores distintos.

No insistan, el problema no está ahí. El verdadero y grave problema del primer equipo de la ciudad es que carece de un liderazgo indiscutible, con un presidente, Felipe Escane, que no transmite nada, que utiliza el cargo para conseguir la popularidad que le faltaba para sentirse importante y que, sin tener ni idea del tema, toma decisiones desde la autoridad que le da la gran cantidad de dinero público que recibe (subvención, televisión, empresas municipales....). Decisiones que muy pocas veces coinciden con el interés deportivo.

El club, además, carece de personas capaces en áreas esenciales y de una idea conductora, lo que le hace ir a la deriva. En general, un club exitoso es la consecuencia de la seriedad, la organización y una fuerte disciplina interna que el Ceuta no tiene desde hace un par de años.

En fin, existen muchas formas de decir que hay jugadores superados por la alta competición: ‘La camiseta le queda grande’, ‘la pelota le quema en los pies’, ‘se esconde detrás del marcador’. Pero sólo hay una forma de decirlo cuando eso le pasa a los dirigentes: ineptitud.
 

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