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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 5 DE DICIEMBRE DE 2007

 

proyecto

La Ciudad multiplicará su previsión inicial para poner en marcha el salario social, al que se destinará 1 millón

CEUTA
Gonzalo Testa

local
@elpueblodeceuta.com

El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta elevará hasta un millón de euros la previsión inicial que tenía, según aseguró ayer el portavoz de UDCE-IU, Mohamed Ali, de destinar 20.000 euros a la puesta en marcha de un proyecto piloto con un reducido número de familias y a la realización de un estudio sobre la oportunidad de implantar el Ingreso Mínimo de Inserción (IMI) o salario social en Ceuta.

Por ello Ali se mostró ayer “muy satisfecho” al destacar que serán “más de 200 familias” las que perciban, previsiblemente a partir del próximo mes de septiembre, un mínimo de 220 euros mensuales para paliar sus necesidades y “contribuir a reducir las altas tasas de población por debajo del umbral de la pobreza que sigue registrando Ceuta”.

Según detalló el portavoz del Grupo Parlamentario UDCE-IU la puesta en marcha del salario social se hará “lo antes posible”, aunque reconoció que costará “aproximadamente un semestre” terminar el Reglamento que será necesario elaborar para regular la forma de concederlo y sus posibles receptores, así como estudiar las posibles incompatibilidades que pueda tener con otras prestaciones públicas como las que actualmente da el Imserso “para que nadie se vea perjudicado por esta iniciativa”.

El salario social, una prestación económica para las situaciones más delicadas cuya implantación el Estado se ha negado sistemáticamente a encabezar durante la última década, establece en todas las autonomías españolas donde ya se ha puesto en marcha unos ingresos mínimos vitales de subsistencia para unidades familiares de convivencia independientes y viene a paliar muchas situaciones de pobreza extrema, en ocasiones como complemento de otras rentas (viudedad, por ejemplo) y en otras como ingreso básico y único de unidades familiares muy precarizadas.

Habitualmente, y para garantizar que este tipo de prestaciones sean efectivas, su percepción se vincula al desarrollo de contraprestaciones por parte de los receptores en términos de programas de inserción individual, compromisos que hay que suscribir y cumplir con el fin de que los departamentos de Servicios Sociales evalúen, al término del periodo que se estime oportuno (generalmente medio año) si los usuarios pueden y deben seguir recibiendo esa renta mínima de inserción o no. “Debe quedar claro”, apuntó Ali, “que el salario social tiene que ser más que una mera prestación económica, sino un instrumento para facilitar la formación de determinados colectivos, la búsqueda de trabajo y su inserción en igualdad en la sociedad”.
 

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