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economía - MARTES, 11 DE DICIEMBRE DE 2007


asamblea de ceuta. archivo.

comercio
 

La Ciudad expedienta a los dueños de las naves por no adecentarlas

El Gobierno de Ceuta abre un procedimiento
sancionador a los propietarios de los barracones del Sardinero por no cumplir una orden previa de adecentamiento
 

CEUTA
Gonzalo Testa

local
@elpueblodeceuta.com

La Ciudad sigue convencida de que derribar las naves del Sardinero que sirven de cobijo a los inmigrantes irregulares es “la única solución para resolver de una vez por todas los problemas de la zona”. El problema es cómo conseguirlo. Bel anunció ayer que puesto que no pueden declararse en ruina y, por lo tanto, demolerse de manera unilateral, y puesto que los propietarios tampoco parecen dispuestos a mantenerlos en condiciones el Gobierno abrirá sendos expedientes sancionadores a las empresas.

El Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta acordó ayer en una reunión que versó prácticamente en exclusiva sobre la problemática de los antiguos barracones industriales del Sardinero abrir sendos expedientes sancionadores a las empresas propietarias de dichas naves por no cumplir la orden de adecentamiento que por un valor de 139.000 euros se les había instruido previamente.

La portavoz del Ejecutivo autonómico, Yolanda Bel, explicó que dichos expedientes están sustentados en los informes elaborados por las consejerías de Fomento, Gobernación y Sanidad, especialmente esta última, que concluyen que ambas estructuras son “un foco de insalubridad” evidente.

Bel admitió que la situación es harto compleja para la Ciudad, que se enfrenta a la existencia de dos pabellones que no pueden declararse en estado de ruina y que se encuentran en una propiedad privada, por lo que no cabe una intervención unilateral de la Administración.

“El Gobierno comparte las inquietudes de los vecinos de los alrededores y sigue pensando que la solución para acabar con todos estos problemas pasa por el derribo de los barracones”, apuntó Bel, quien describió como “complicadas” las negociaciones que la Ciudad mantiene desde hace más de 18 meses con sus propietarios, Eroski (Udama).

Sin querer atacar a ambas sociedades Bel optó por admitir lo evidente: “Pretenden sacar la máxima rentabilidad”, dijo la consejera de Medio Ambiente, quien también señaló que por lo que ella sabe “no han pedido dinero” a la Ciudad por demoler.

Entretanto, Bel aseguró que el Gobierno de Vivas seguirá indagando en “todos los resquicios” con el fin de acelerar la demolición de los dos barracones, ubicados en unos terrenos para los que la normativa urbanística prevé un uso dotacional.

La portavoz regateó también las preguntas sobre si las empresas pretenden que se recalifiquen los terrenos, algo que ya se puso sobre la mesa el verano de 2006, cuando la Ciudad anunció que el acuerdo estaba a punto: “Espero que pidan algo lógico, razonable y legal, porque otra cosa no vamos a aceptar”, dijo.
 


Más vigilancia, más limpieza y más conversaciones

Mientras se llega a una entente cordial que lleve a los propietarios de las naves que, hagan lo que hagan las autoridades, vuelven a ocupar una y otra vez los inmigrantes, Bel anunció ayer un “refuerzo” de las actuaciones que las consejerías de Fomento, Sanidad y Gobernación vienen realizando en los antiguos barracones industriales del Sardinero. En concreto la portavoz del Gobierno citó que el Área de Gobernación asumirá una vigilancia “más intensa” del entorno de los barracones, un verdadero quebradero de cabeza para los vecinos de Residencial Galera y el resto de inmuebles del entorno. Por su parte, Sanidad incrementará las rondas de desinfección y desinsectación de las naves, que Bel describió ayer como “un verdadero foco de insalubridad”. A Fomento y a Doncel les tocará la tarea más complicada: seguir negociando.
 

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