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OPINIÓN - JUEVES, 13  DE DICIEMBRE  DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mirando hacia atrás
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hay momentos vividos que, en vez de diluirse con el paso del tiempo y perder interés, ganan en importancia porque sirven como ayuda inestimable para entender mejor ciertas situaciones actuales. Lo digo a pesar de que mirar hacia atrás me desagrada. No vaya a ser que me quede como la mujer de Lot.

El primero de esos momentos se remonta a la victoria del GIL en Ceuta. Aquella noche, cuando casi todos los votos estaban contados y ya se sabía en la Delegación del Gobierno que los “gilistas” estaban a punto de obtener una mayoría absoluta -si el Partido Demócrata y Social de Ceuta no conseguía tres diputados-, había entre los militantes populares, presentes en la sede, entonces sita en Real 90, dos grupos dominados por sentimientos muy diferentes. Uno estaba compuesto por quienes lamentaban la pérdida del Gobierno y el estado de Jesús Fortes. Otro se nutría de cuantos querían que ganase el GIL con tal de que el presidente de la Ciudad pasara por el doloroso trance de salir derrotado. Es decir: deseaban quedarse tuertos con tal de que Fortes perdiera la visión en los dos ojos.

Pertenecían a esta segunda opción, varios de los dirigentes más destacados del partido. Y a mí, desgraciadamente, me fue posible oír sus comentarios tras regresar Fortes a la sede procedente de la Plaza de los Reyes y hundido en todos los aspectos por estar convencido de que su derrota era definitiva e inapelable. Así, se introdujo en un despacho cerrado a cal y canto a lamentarse de una realidad muy dura para él. Mientras, en el patio del edificio, la cara de Francisco Antonio González mostraba una alegría incomprensible a todas luces. Y la justificaba diciendo que la pérdida del Gobierno no era ningún problema grave; puesto que él estaba seguro de que en menos de dos años volvería a recuperar su partido el poder.

Aún se desconocía que los últimos votos que debían contarse iban a favorecer al PDSC. Y Pedro Gordillo, cuando alguien le recordó que un diputado más de este partido podría chafarle la sonada victoria a los “gilistas”, expresó su incredulidad delante de Malika Abdeselam. Y todo porque él estaba convencido de que, en caso de necesidad, los tres diputados musulmanes no dudarían en coligarse con los “gilistas”. Tenía derecho a equivocarse.

El segundo de esos momentos vividos, tuvo como escenario la Cafetería Real. Horas antes de que Juan Vivas fuera investido como presidente de la Ciudad, tras el voto de censura a Antonio Sampietro, en 1991. Estaban sentado a una mesa Javier Arenas, Paco Olivencia, Giménez-Reyna, y “Pacoantonio”. Las palabras pronunciadas allí fueron de desconfianza hacia Juan Vivas. Y ni Olivencia ni el diputado cortaron de raíz la broma de mal gusto hecha por el “Niño” Arenas.

Aquellos momentos, y otros que me reservo, me inducen a pensar que “Pacoantonio” había jugado sus cartas para convertirse en el sustituto de Fortes. Pero no contaba con el apoyo de Luis Vicente Moro a Juan Vivas. Y lo disimula, cuando se tercia, diciendo que fue Gordillo quien declinó convertirse en presidente. Ahora airea que “El PP es una formación muy sólida que no permite que nadie agriete sus estructuras”. De acuerdo, pero el ejemplo debe empezar por él. O le recordamos ciertas declaraciones recientes...
 

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