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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE DICIEMBRE DE 2007

 
ANÁLISIS

Apuntes de seis días

Por Manuel de la Torre


Lunes. 10


Me tropiezo con alguien a quien aprecio. Y nos ponemos a charlar. En esta ocasión, no expondré su nombre en plaza pública, por motivos claros: no es conveniente que la gente sepa aún lo que piensa del presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, Emilio Cózar. De quien dice que ha perdido los papeles hace ya mucho tiempo. Y que no está en condiciones de seguir ostentando el cargo que ocupa. Lo acusa de intrigar sin descanso. Y que lo hace con el fin de que Rafa Montero lo tenga en cuenta como uno de sus más principales aplaudidores. En lo tocante a la tirria que le tiene al asesor más apreciado por el presidente de la Ciudad y que la demuestra a cada paso arremetiendo contra él, con escritos de prosa salpicada de cascarrias, me explica el motivo por el cual siente tanta aversión por éste. Sucedió que un día, el sacristán, que así es también conocido EC, estuvo en un acto y se sentó en sitio que no le correspondía. Y el asesor de marras se vio obligado a decirle que estaba mal situado. Y Emilio Cózar, tan humilde y tan dado a predicar que los últimos serán los primeros allá arriba, montó en cólera y le juró odio eterno. Una prueba evidente de cómo no debe reaccionar nadie. Y mucho menos él. Eso sí, luego tratará de arreglarlo a su estilo: se santiguará y se dará golpes de pecho al par que el Celebrante. Todos los días y fiestas de guardar. He aquí un ejemplo claro de cómo se comporta un hombre de misa y comunión diaria. ¡Qué miedo!...

Martes. 11

José Antonio Rodríguez, contra pronóstico, hizo una estupenda labor como viceconsejero de Turismo. Digo contra pronóstico porque accedió al cargo contando con muchas opiniones desfavorables. Algunas emitidas por personas que están convencidas de que sus críticas, entre bastidores, son tenidas tan en cuenta que terminan siendo sentencias. Pero el viceconsejero, que tiene tablas de sobra, no en vano es hombre de calle, eligió la mejor manera para no estrellarse en su cometido. Se recorrió los pueblos blancos de Andalucía para dialogar con sus alcaldes e hizo posible que mucha gente viniera a una tierra necesitada de demostrar lo mucho que ha progresado en todos los aspectos. En su día, ya destacamos esta tarea que nos apetece recordar nuevamente. También, en su momento, dijimos que pasar de viceconsejero de Turismo a consejero de Gobernación nos parecía más castigo que ascenso. Si bien seguíamos confiando en sus habilidades para solventar tan difícil papeleta. Ahora bien, José Antonio Rodríguez tendría que darse cuenta de que el camino para recuperar el sitio que a él le apetece no está en aliarse con personas desaprensivas y dispuestas a usarlo.

Si no en esperar su momento sin impacientarse. De lo contrario, y habla quien le aprecia, puede que se gane enemigos innecesarios. Y, actualmente, está en un sitio donde cualquier ayuda es imprescindible más que necesaria. Quien avisa...

Miércoles. 12

Sigo con mi buena costumbre de leer todo lo que cae en mis manos. Y, por supuesto, también la de destacar lo que me agrada -¿verdad, Pepe Ferrero?-. Hoy me toca hacerlo con un artículo escrito por Manuel Calleja. Cuyo título es el siguiente: “Los ciudadanos quieren del PSOE un cambio de política”. A Manolo Calleja lo conocí yo en el Restaurante el Varadero. Cuando Manolo Chaves vino a Ceuta con el propósito de arrimar el hombro en la campaña electoral a favor de Antonia María Palomo. Y debo decir que MC me sorprendió gratamente. Aproveché aquel momento para decirle que era lector de su artículo semanal. Y allá que nos pusimos a pegar la hebra. Después nos vimos en el Parador de la Muralla. Aquella noche en que la secretaria general de los socialistas fue engañada durante la celebración de la entrevista televisada que le correspondía, motivada por la campaña electoral. Y hablamos de manera sucinta. Ya que no estaba el horno para bollos. Pues bien, a lo que iba, que Manolo Calleja ha acertado al escribir que si las inversiones del PSOE en Ceuta no son valoradas, a qué esperan sus dirigentes para cambiar de tercio. Y lo hace apoyándose en unas declaraciones hechas por Salvador de la Encina en las que se quejaba, con cierta amargura, preguntándose qué tiene que hacer el gobierno socialista y el PSOE en Ceuta, para que sus grandes inversiones –aquí- sean valoradas en su justa medida por los ciudadanos y, a ser posible, se traduzcan en unos resultados electorales acordes con la importancia que nuestra ciudad tiene para el gobierno de Zapatero. Nada, estimado Manolo. Porque lo del PSOE en Ceuta es una batalla perdida.

Jueves. 13

Leo lo que firma David F. Pascual en relación con la actitud adoptada por los padres de los niños que cursan enseñanza en el colegio Príncipe Felipe. Éstos han decido que sus hijos no acudan al centro hasta que no se tomen las soluciones debidas para atajar un problema peligroso para la integridad de los alumnos. Hacen muy bien los padres en adoptar esa postura de presión para que las autoridades pongan remedio a un hecho que a mí se me antoja antediluviano. La noticia de David va ilustrada con una fotografía que me permite apreciar, aunque sea en grado menor, de qué manera una muchedumbre se dirige al lugar en el cual exponer sus mercancías. Y a pesar de que entiendo el derecho que a esas personas les ampara para ganarse la vida, no puedo por menos que hacerme cruces al ver cómo es el deambular de ellas por delante de la puerta de entrada al recinto del colegio. No soy yo muy dado a manifestar mis escrúpulos o reparos por cualquier nimiedad. Pero lo que está ocurriendo en el reseñado colegio se pasa de castaño oscuro. Y si nuestras autoridades, pertenezcan a una u otra Administración, no ponen remedio a este mal, que Dios nos coja confesado. Porque los gobernantes han de destacar, por encima de cualquier otra cuestión, por ser capaces de transmitirnos seguridad. Y si ésta no cubre las necesidades demandadas por esta zona, mucho me temo que habremos de pensar que todos estamos expuestos a lo peor. Para ejemplo: lo que está ocurriendo en el citado colegio.

Viernes. 14

Hacía ya mucho tiempo que no hablábamos. Cuando nos veíamos lo que se nos ocurría era saludarnos y seguir cada cual por su camino. Hoy, a esa hora vaga de mediodía, además de saludarnos hemos continuado juntos el paseo dispuestos a pegar la hebra lo justo y necesario. Él es militante del Partido Popular. De los que han tenido peso específico en el partido y aún su palabra tiene autoridad moral. Me hace saber su disconformidad acerca de ese pacto que se viene anunciando de su partido con la UDCE. No entiende cómo gobernando los populares con mayoría absoluta han de buscarse la ayuda de Mohamed Alí. Para qué. Y me recuerda que hay errores que se suelen pagar antes o después. Y éste pacto, caso de convertirse en realidad, le parece un error de bulto. De ahí pasa a hablarme de Juan Luis Aróstegui. Y un ramalazo de ira le surca el rostro mientras se pregunta: ¿entiende alguien que quien está acusando de cobarde al presidente de la Ciudad a cada paso pueda ser llamado a consulta por éste como si fuera un cerebro privilegiado? ¿Entiende alguien que el presidente no se decida a poner firmes a unas cuantas personas que siempre se han distinguido por fulleras y que todavía se valen de sus trampas para conseguir sus logros? Tras desahogarse mi conocido, militante de fuste del PP, se me queda mirando fijamente para oír mis respuestas. Y no las tengo. Mejor dicho: las tengo pero suenan muy mal y uno todavía sigue creyendo en el presidente de la Ciudad. Aunque no forme parte del fulanismo que lo circunda.

Sábado. 15

Vicente Álvarez tiene el mérito indiscutible de hacer su viñeta diaria con motivos locales. Motivos de Ceuta y Melilla. Y cuenta con una clientela enorme que acude a diariamente a su sección en busca de conocer su crítica; sea ésta acerba o ditirámbica, porque no exige el menor esfuerzo mental. Basta con echarle una mirada a las secuencias para poder sacarle punta a unas opiniones siempre exageradas a fin de que terminen pareciéndose a lo que Valle-Inclán llamaba esperpento. Vicente Álvarez, de carácter bonachón y muy leal a su medio, lleva varios días exclamando: ¡Y el Simarro en Aragón! Y lo hace para clavar un rejón de muerte en el hoyo de las agujas de la Manzana del Revellín, que tan herido tiene ya el Gobierno de Juan Vivas. Y a mí me parece muy bien que cada cual exprese su libertad de expresión. Y mucho más un artista consagrado e inmortalizado, en la rotonda de la avenida Muelle Cañonero Dato, gracias a sus desvelos por apoyar la causa del GIL en su día. Y, posiblemente, fuera Simarro, el que está en Aragón, quien con más fuerza pidió para Vicente Álvarez el reconocimiento reseñado. La pena es que en esta vida quienes aceptan homenajes de los políticos terminan siendo reos de ellos. Vicente, de verdad, en qué mal momento te convertiste en un abanderado del GIL.

Y, desde luego, el monumento a la pavana es la mejor prueba de que fuiste un proselitista destacado de los valores de Antonio Sampietro. Por más que luego, cosas del destino, le tocara a Juan Vivas bendecir el acto de tu inmortalidad. Uf.
 

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