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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE DICIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Las cosas claras

Después de tantas risas como han generado en algunos círculos las declaraciones de Juan Vivas sobre la esencia del mercado como un lugar de encuentro ahora resulta que Álvaro Siza opina exactamente lo mismo: “Si hay un edificio bello en la ciudad a través de la historia, punto de encuentro y de diálogo de los ciudadanos, es el mercado”, dice el prestigioso arquitecto portugués, a quien no le ha desagradado en absoluto la posibilidad de que el Mercado Central de Abastos se traslade a su emblemático proyecto del Revellín. No por decirlas Siza sus palabras tienen más valor que las del presidente o las de cualquier otro ciudadano que, hasta la fecha, se haya pronunciado sobre el asunto. Sin embargo, sí es digna de resaltar la aparente comunión de objetivos que une a ambos en su concepto de lo que puede y de lo que no puede ser la Manzana del Revellín cuando esté terminada, a finales del año próximo según las previsiones oficiales.

Lo único que puede reprocharse al Gobierno de Juan Vivas en relación con todo este asunto es, visto desde fuera, el aparente secretismo con que ha llevado todo este asunto. El Ejecutivo debería tener los arrestos de decir qué opción prefiere para el traslado del Mercado y someter (como por otra parte no es sólo su voluntad, sino su obligación) a la opinión de cuantos expertos o empresas consultoras considere oportuno sus planes. Lo que está claro es que se ha querido enturbiar desde algunos sectores sociales y políticos durante las últimas semanas todo este tema con evidentes intereses políticos, económicos y, en todos los casos, personales. La Ciudad ha dejado claro que considera necesario mover el Mercado a corto plazo y ninguna de las alternativas que se han planteado parecen cumplir ese requisito. La cuestión es que, sea cual sea el camino que finalmente se adopte, las cosas se hagan bien y con claridad porque el problema es que, al hablar con ciertos rodeos, se da pábulo a los que sólo buscan cualquier excusa para armar la guerra y sacar réditos.
 

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