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OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Son sesenta y un loro
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

No se toma el menor respiro. Habría que darle el premio a la constancia de querer hacerse notar todos los días. No es la primera vez que lo pido para él. Convoca conferencias de prensa, cada dos por tres, para convencernos de que su palabra es palabra de rey. No cesa de decirnos que el buen funcionamiento político, social y administrativo de esta ciudad jamás será posible hasta que él no forme parte de cualquier gobierno.

Juan Luis Aróstegui ha perdido además la compostura y el insulto forma ya parte de su vocabulario habitual. Es consecuencia de la amargura producida por quien lleva muchos años fracasando en su intento de ser un simple concejal. Y, sobre todo, la bilis le puede cuando convoca a los militantes de su partido y acuden a la cita sesenta y un loro. Mientras que los demás, otros sesenta, le comunican que están cansados de que se rían de ellos. Por no decirle a él, por educación, lo que propalan por la calle: que no quieren seguir formando parte de un partido que lleva traza de convertirse en un cuarteto carnavalesco.

Denigrar la imagen de Juan Vivas se ha convertido ya en una costumbre para él. Lo mismo le llama cobarde que servil; embaucador que hombre de bondad ficticia; y le achaca todos los males que padece Ceuta. JLA es incapaz de reconocerle el menor mérito al presidente de la Ciudad. Y es así porque ya le resulta imposible domeñar su rencor: tóxico causado por la envidia.

En su huida para adelante, JLA, tras darse cuenta, una vez más, que se está quedando solo en ese su deseo de figurar a cualquier precio, ha caído en la tentación de proclamar que los ciudadanos de Ceuta son provincianos e incultos. Y lo son, según su criterio mil veces expuesto en privado, porque no consideran que el mejor político es él. Que se cree a pie juntillas que está en posesión de cualidades y calidades infinitas para gobernarnos. Y, claro, no entiende que los ciudadanos voten a un Vivas a quien él considera un advenedizo de la cosa.

Aróstegui, político perteneciente a un partido sin representación en la Asamblea, es ya un caso preocupante. No sólo porque ha ido perdiendo el oremus sin prisas pero sin pausas, sino debido a que su estado es ya preocupante. Hasta el punto de que bien harían sus más íntimos en recomendarle que se tape si no quiere verse sentado en el diván usado por quienes desean vaciar la mente de despropósitos.

Ahora, y en vista de que Mohamed Alí ha decidido cambiar su estrategia política, por razones obvias, le toca a éste sufrir las tarascadas de un Aróstegui que hasta hace nada lo quería engatusar para formar un frente común contra los socialistas y, concretamente, contra Salvador de la Encina y Jenaro García-Arreciado. Otro nuevo fiasco y otra insatisfacción que deben haber hecho mella en su ya muy deteriorado ánimo.

Y ya tenemos titulares contra los presupuestos y contra el dirigente de la UDCE-IU; al cual acusa de haberse vendido por un plato de lentejas. Migajas, vamos. Y es que el indecible Aróstegui sabe lo que dice: él hubiera obtenido beneficios más cuantiosos que Mohamed Alí. Pues está más acostumbrado a participar en componendas y chanchullos de pactos políticos. Por tal motivo, los ciudadanos, tachados de provincianos incultos por el tal Aróstegui, pasan de él. Le convendría hacer mutis por el foro cuanto antes.
 

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