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OPINIÓN - JUEVES, 27 DE DICIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / ELITE

Pocos y malavenidos

Por Vicente D. Gomaríz


Lo de la unión hace la fuerza, para nada reza en el diccionario del mundillo de nuestro deporte. Los hechos nos vienen dando la razón a la primera oportunidad que se presenta. Sea la modalidad que sea. Aquí de lo que se trata es de ir cada uno por su camino. De perseguir llevarse los honores a boca llena, y no compartir el más mínimo atisbo de éxito. Llegado el fracaso, si lo hubiera, ese ya es otro cantar. El caso es que en cuanto surge un amago reconciliador, tratando de poner en sintonía diferentes criterios, acarrea una fuerte dosis de fiasco. En este nuestro pueblo todos, o casi, nos conocemos. Así somos y, así nos luce el pelo.

NUESTROS DEPORTISTAS,  LO MEJOR

Ambiciosos proyectos se estrellan, entre otras peculiaridades por el afán protagonista de quienes intentan llevarlo a cabo. También cuenta, en demasía, la frivolidad de los “echaos palante”. Como otras tantas cosas, en absoluto resulta novedoso lo que les estamos contando. Aquí, quién más y quién menos sabe de qué va la movida. Entre calé y calé….

Y viene a cuento tan enigmática introducción, en torno al número tan elevado de iniciativas malogradas, porque no hace mucho, en el transcurso de una instructiva conversación mantenida con uno de los mejores deportistas que ha dado esta tierra, piragüista para más detalles, veníamos a coincidir en los especiales que somos a este lado del Estrecho. Como en todos los sitios. Donde no nos va ni nos viene. Pero, aquí con el agravante de que somos menos, nos encontramos fisicamente más aislados y, ello nos obliga a esforzarnos a la máxima expresión.

A cada cita anual en el que acuden a competir las diversas autonomías españolas - Cataluña, Aragón, Valencia, Andalucía, etc, etc, - y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, se pone de manifiesto nuestra razonable debilidad. Que no inferioridad ¡ojo!. Por norma, los dos postreros puestos clasificatorios se lo suelen disputar los representantes norteafricanos.

MENOR RODAJE

A lo largo de una temporada, pongamos por ejemplo, en baloncesto, balonmano o fútbol, mientras un deportista caballa, con suerte, interviene en quince, veinte partidos, un joven de su edad, en cualquier otro punto de la Península multiplica por cuatro las horas que pisa el rectángulo de juego.

Con el riesgo de que nos salga al paso el iluso de turno, intente rasgarse las vestiduras con su angustia y nos quiera hacer ver todo lo contrario bajo el manto de hipócrita, no vamos a negar la realidad de lo que desde hace años, viene acaeciendo en el deporte caballa. Cierto es que no en su generalidad. También, que la sangre no suele llegar al río. El ajedrez, entre otros, resulta ser la excepción que confirma la norma.

Sin ningún tipo de ranking, nuestro amigo el piragüista nos apuntaba inicialmente, en esa larga lista de “peleaos”, malavenidos… o llamémoslos como nos venga en gana (siempre cariñosamente), a la familia de la petanca, aficionados a la pesca, algún que otro club de fútbol, de fútbol-sala, de balonmano, clubes de atletas que podríamos denominar corredores de asfalto, escuelas hípicas, ….. Así mismo tampoco escapan a esas “simpatías mutuas” partidarios del mus, triatlón, duatlón, del CAS, C. N. Caballa, …. Y piragüistas, ¡otra vez el pìragüismo! donde la discrepancia es aún más acentuada si cabe.

En este último apartado, la situación alcanza altas cotas de sensibilidad. Los de Antonio Peña agazapados en su container urbano, pupilos de Martín a lo suyo, encajonados, y a la gresca entre el CAS que no les comprenden y los que puedan llegar a solucionar sus problemas, Luis Castillo con su independencia, exilio y absorto en campeonatos mundiales, el bueno de Carlos Galet entretenido con paseos costeros y, los Delfines. ¡Ay!, Los Delfines de Ricardo, otro de los presidentes con el que habrá que aplicar el cuño –lease bien la primera vocal- de vitalicio. Los míticos Delfines de Ceuta. Todos contra los Delfines. Los más ricos. Los más poderosos. Los más enchufados. Que para alardear, lo pueden hacer de su particular Centro de Alto Rendimiento, pasando por la embajada que mantienen abierta en la capital española e incluso teniendo como principal valedor y padrino al mismísimo máximo mandatario de la Federación de esta disciplina en Ceuta. Pues que bien, así cualquiera. Y luego las pretensiones van encaminadas a no levantar recelos.

Poco queda más que decir. Pese a todo, seguimos en la brecha. El deporte caballa goza de excelente salud. Cierto es que mejor nos iría si empleáramos una pizca de sensatez, del oportuno sentido común, que nos conduzca a omitir contiendas y ponernos a remar en un mismo sentido. Ganaríamos tiempo, dinero y por ende se culminarían objetivos que antaño se hacían realidad cada dos por tres.
 

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