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OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

A escasas horas de que le digamos adiós a este año de gracia y demos la bienvenida al próximo, me he prometido ser de una bondad exquisita, y dedicarme a coger un poco de cultura que buena falta me hace, para evitar que, la máxima lumbrera de esta tierra, me siga llamando inculto. Por cierto, también me he prometido dedicarme a viajar, a grandes ciudades, para dejar de ser un provinciano. De nada me ha servido el haber estado viviendo en Madrid y Barcelona porque, a pesar de ello, no me he podido quitar el cartel de provinciano que llevaba colgado en mis espaldas.

Me estoy pensando, seriamente, trasladarme a los EE. UU, o sea al país de los malos, malísimos de los americanos de América y matricularme en esa universidad tan famosa que hay por aquellos lares, para poder coger cultura suficiente y, de esa forma, estar a la altura del lumbreras.

Del otro lumbreras, ese que tiene el aro de cubo marcado en el trasero, para estar a su altura cultural no hace falta irse a ninguna universidad, basta con apuntarse en la escuela del tío Curro bacalao o la del maestro Ciruela que no sabía leer y puso una escuela. Está visto y comprobado que Dios les da pañuelos a quienes no tiene mocos.

Mientras pienso en estas cosas de viajar y coger cultura apuntándome en la universidad de marras, de donde salen la mayoría de los presidentes de los EE. UU y las más grandes lumbreras en casi todos los terrenos a nivel mundial, recuerdo que me he prometido ser de una bondad exquisita hasta darle la bienvenida al próximo año. Y al recordar esto, decido no tocar más asunto alguno que pueda molestar al personal, incluidas las dos lumbreras de esta tierra nuestra.

Así que vamos a escribir sobre cómo vamos a despedir el año viejo. Lógicamente, los familiares se reunirán todos para cenar y, después, escuchar las campanadas que dan desde la puerta del Sol, atragantándonos al tratar de comernos las doce uvas al ritmo de las campanadas, para una vez realizada semejante operación brindar con champán por que todos seamos felices en este año que acaba de entrar.

Servidor, todo hay que decirlo, como un provinciano más, no tomará champán prefiero sidra El Gaitero, la sidra de toda la vida en casa de los pobres, donde el champán era cosa de los ricos. Hoy día de los nuevos ricos, nacido con la llegada de la democracia, como nacen los pollos de granjas a borbotones, comiendo sin cesar para que se conviertan en pollos adultos lo antes posible y, de esa forma, poder venderlos en los mercados.

Al escribir sobre los pollos, me recuerdan tiempos de mi niñez, donde en las casas se criaban estos animales para ser sacrificados en la Navidad. Comerse un pollo, en navidades, era el único lujo que se podían permitir los pobres.

El problema se presentaba a la hora de matarlo cuando el pollo, por el tiempo vivido entre nosotros, era uno más de la familia, te miraba y eras incapaz de cortarle el pescuezo. Aunque, eso sí, siempre había algún voluntario a realizar la operación. Con mi copa de sidra en la mano, la levanto para desearles a todos un FELIZ AÑO.
 

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