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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE ENERO DE 2008

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

La danza del humo

Por Quim Sarriá


Densos y oscuros nubarrones cubren el horizonte que diviso desde las ventanas de las tres fachadas de mi casa mataronense, la cuarta está tapada por el edificio de al lado, y me producen un poco de tristeza al pensar que voy a regresar a Ceuta en un día tan oscuro, tanto en tiempo como en recorrido, con algunas amenazas “naranjas” pendientes sobre el techo del coche.

Sin embargo, algunos resquicios en los frentes atmosféricos dejan lugar a un pequeño brote de esperanza de que los hombres y mujeres del tiempo acierten de una vez por todas, no tengo fe en ellos, y el sol confirme la fama del país, esa fama patentada en el lema: “España, Sol y Toros”.

También, esos densos y oscuros nubarrones me hacen meditar en la explosión de alegría que tiene el área de Sanidad del Gobierno ceutí por la subida de ciertas marcas de tabaco… en una declaración pareja a una imposición contra determinado sector de los ciudadanos, sin votaciones ni referéndum que valgan, merced a una ley promulgada en un momento de ataque de tos, ajena al humo, de uno de los paridores de la misma. Ley que somete la voluntad del ser humano; ley que impone una obligación contra un derecho; ley que clava un navajazo artero a los derechos humanos.

La aseveración que hacen los “expertos” miembros de los servicios sociales y sanitarios de la ciudad, mucho de ellos “expertos” fumadores, de que subiendo el tabaco un diez por ciento dejarían de fumar un ocho por ciento… y encima indicando con el dedo a la población de países con rentas bajas. O sea que los ciudadanos de países pobres tienen más posibilidades de morir fumando que los ciudadanos de países pudientes. No tiene pies ni cabezas esa estúpida declaración. La danza del humo no evitaría que más de diez millones de seres humanos murieran: el humo de los incendios, de las bombas, de los vertederos, el fantasma del hambre, de la sed… ¿no cuentan en ese supuesto estudio? No morirían diez millones si no cientos de millones.

Menos mal que sólo fueron 271 ceutíes los que necesitaron algún tipo de apoyo psicológico o médico para dejar de fumar. Supongo que serían ceutíes de rentas bajas y no caballas, pero considero que esas actuaciones, más cercanas a una especie de control policial que a otra cosa, no benefician al ciudadano al menoscabar su derecho a la intimidad y a gozar de la vida. Eso de controlar al paciente por medio del teléfono o de la modalidad personalizada a través de un fichero con todos los datos para elaborar el perfil del delincuente contaminador y fumigador de nicotina…parece más bien la campaña de caza de brujas que otra cosa.

Si como los miembros del departamento de Sanidad confiesan que los adolescentes comienzan a fumar a partir de los 14 años… eso significa que de nada sirve la ley de marras. Además de fomentar la creación de dos bandos radicalmente opuestos, significa una discriminación total y absoluta contra una parte de los españoles, y, de paso, de los turistas impidiendo hacer uso de un derecho que implica un placer para quién lo acepta.

Si quieren que dejemos de fumar, no hacía falta esa ley, podían muy bien echar abajo las fábricas de tabaco; impedir las importaciones; cancelar la concesión de estancos; derribando los existentes; quemando las plantaciones y mandando a la porra a todos los implicados en la elaboración de la danza del humo… de seguro que el contrabando de tabaco borraría de la faz del país el narcotráfico, porque fumadores siempre los habrá quiérase que no.

No quiero imaginar que los fumadores nos veamos, dentro de nada, fotografiados en plan delincuentes, con pasquines de “se busca” en todas las esquinas y con la calificación de “terroristas del humo” porque matamos y morimos con la danza del humo.
 

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