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economía - JUEVES, 10 DE ENERO DE 2008


dependienta de una panadería. nicol's.

CRISIS DE LAS PANIFICADORAS
 

A falta del pan de cada día

La Asociación de Panificadoras de Ceuta denuncia que la competencia desleal de Marruecos está provocando el cierre de muchos establecimientos
 

CEUTA
Sheila Anaya

local
@elpueblodeceuta.com

Es el producto básico más fundamental de todos y cada vez se vende menos. El sector del pan en Ceuta vive una de las peores crisis de los últimos años. Las ventas han descendido considerablemente y algunas de las panificadoras de la ciudad se han visto obligadas a cerrar sus puertas ante la falta de beneficios. Actualmente, trabajan en la ciudad once panificadoras, aunque el pasado 1 de enero cerraba sus puertas una de las míticas de la ciudad, ‘La Espiga de Oro’. Sin embargo, en los últimos tres años han cesado en su actividad otras tres empresas más dedicadas a la elaboración de pan y está previsto que otras dos lo hagan en los próximos meses.

Así lo explica el presidente de la Asociación de Fabricantes de Pan de Ceuta, José Manuel Ruiz, quien argumenta que “principalmente, esta situación viene motivada por dos razones: el pan congelado que viene de la península y el que entra desde Marruecos”. En el primer caso, las piezas vienen congeladas en barco aunque siempre van a parar a grandes superficies que tienen convenios con las panificadoras de la península. Ruiz asegura que “a los pequeños comercios como nosotros nos es imposible entrar en estos acuerdos aunque aceptamos esta situación como una competencia leal”. El gran problema es el pan que entra desde Marruecos, considerada una competencia desleal “que nos deja indefensos”.

El representante de los panaderos ceutíes insiste en que “si a nosotros nos exigen controles y certificados de manipulación no entendemos como es posible que el pan que entra por la frontera no tenga ningún tipo de control”. Por ello, Ruiz advierte que “hay que concienciar a la gente de que se trata de un producto elaborado que se puede contaminar con cualquiera de sus ingredientes”. Estas piezas se venden en Marruecos a diez céntimos y aquí se comercializan en las calles a unos cuarenta céntimos. Esta cifra queda lejos de los setenta que cuesta una barra de pan elaborado en una panificadora española y repercute en el sector que desde hace un tiempo viene teniendo grandes pérdidas económicas. A esto hay que unir la subida de la materia prima, de forma que un camión de harina costaba 6.000 euros en 2006, una cifra lejana de los 12.000 que vale en la actualidad.

“Somos una especie a extinguir porque si esto pasa en Algeciras, los panaderos pueden abrir el negocio a los pueblos vecinos pero nosotros estamos aquí solos”, insiste Ruiz. Por todo ello, los propietarios de las panificadoras ceutíes esperan reunirse en pocos días con la Ciudad y la Delegación del Gobierno para pedir más controles sanitarios y de seguridad en la venta ambulante y en la frontera del Tarajal. El representante de los panaderos afirma que “ya nos hemos reunido unas cuantas veces para adoptar medidas, pero éstas sólo se realizan los primeros diez días, luego volvemos a lo mismo y se sigue vendiendo pan de forma ambulante en zonas como el mercado de Hadú”. Ruiz también puntualiza que las panificadoras con más presión son aquellas “que se encuentran de Hadú hacia arriba, donde están los barrios musulmanes”.

Por su parte, las pequeñas panaderías han empezado a diversificar el negocio ante la falta de beneficios derivados del producto básico. En ‘El Horno Artesano’, un establecimiento ubicado en el Mercado Central señalan que “nosotros no notamos mucho la falta de beneficios pero porque también tenemos una gran variedad de bollería que nos hace compensar las pérdidas”. La dependienta de la panadería explica que diciembre siempre suele ser un mes de muchos pedidos “aunque a partir de febrero las ventas empiezan a descender”. En el establecimiento reconocen que hay crisis en el sector y la dueña se lamenta de la suerte de ‘La Espiga de Oro’, ya que reconoce que era una de las panificadoras más señeras de Ceuta “porque mi abuelo ya compraba allí, así que la verdad es que me da mucha pena”.
 

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