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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Irán: una amenaza, estratégica, para la paz
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Matizaré el titular: República Islámica de Irán. Mi respeto para el pueblo iraní, ayuno de libertad y encarcelado en su propio país en nombre de la intolerancia practicada por una cruel dictadura teocrática, virtual y lamentable ejemplo de islamofascismo, desde los tiempos del fanático ayatolá Jomeini.

“Os voy a atacar, ¡vais a explotar en un par de minuto!”, tal era el delirante pero estudiado mensaje lanzado el pasado sábado por cinco patrulleras de la Guardia Revolucionaria (los fanatizados “Pasdarán”) al acosar, en el estrecho de Ormuz, a varios buques de la V Flota de la US Navy destacados en la zona y con base en el Emirato de Bahrein. ¿El objetivo?. Provocar, una vez más, a los Estados Unidos en vísperas de la trascendental visita del presidente Bush a Oriente Medio, buscando la respuesta norteamericana y torpedeando, otra vez, las conversaciones de paz entre palestinos e israelíes. A Teherán no le basta ya con equipar a las milicias filoterroristas de Hizbolá, utilizadas de forma interpuesta en su delirio imperialista, ni amenazar reiteradamente con borrar a Israel de la faz de la tierra. A la República islámica de Irán, con enormes contradicciones y serias disensiones internas (acalladas por el expeditivo medio del terrorismo de Estado), le vendría como anillo al dedo la provocación de un conflicto internacional con el que tapar sus miserias e intentar galvanizar a su empobrecida población.

Si Teherán no ha dejado de jugar con fuego con su programa nuclear de talante armamentista, la apertura de un conflicto armado en el estrecho de Ormuz podría estrangular la economía de Occidente. Efectivamente, el estrecho de Ormuz es un angosto canal de unos 250 kms. de largo y entre 50 y 80 de ancho, que enlaza el golfo Pérsico con el golfo de Amán y, al este, el mar Arábigo. En sus aguas se encuentran cuatro islas de soberanía iraní, tres de ellas ocupadas en 1971 y reclamadas vanamente desde entonces por los Emiratos Árabes Unidos, quienes no dejan de lanzar advertencias sobre un posible bloqueo bélico del estrecho desencadenado por las fuerzas armadas iraníes. Por él discurre el 40% del flujo de petróleo mundial, almacenado en los vientres de inmensos superpetroleros que transportan, diariamente, una media de 17 millones de barriles del viscoso elemento, vital para el mantenimiento de la compleja maquinaria del mundo moderno.

Ante tal eventualidad (de la que son bien conscientes, tanto los Estados Unidos como los países musulmanes vecinos de los agresivos islamistas iraníes), ya empiezan a tomarse algunas medidas. Así, el Emirato de Abu Dhabi (uno de las cinco países federados en los EAU) se ha lanzado a construir un oleoducto por tierra, dando un rodeo, para salvar su producción de un eventual bloqueo del estrecho de Ormuz, posibilidad cada vez menos remota. El mundo libre occidental y sus aliados regionales, los países musulmanes moderados de la zona así como el Estado de Israel, sobre el que pende una gran amenaza literalmente de exterminio, son conscientes de lo inevitable: una guerra abierta con la República Islámica de Irán país que es pieza clave, por otro lado, en el proyecto de Alianza de Civilizaciones lanzado por la actual diplomacia española. Juzgue el lector.
 

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