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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE ENERO DE 2008

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

La Orden Negra

Por Quim Sarriá


Es sumamente gratificante disfrutar de un día de fiesta en la Ciudad, más si luce el sol aunque menguado un poco por un insolente vientecillo fresco y tenaz. Lo digo por que hoy (por el lunes) dí unas vueltas por las calles ceutíes. Me llamó la atención la congregación de gente frente a las puertas, aún cerradas, de un comercio local. Se nota que las rebajas han comenzado, aunque sea en un día festivo.

Otra congregación, pero ésta religiosa -fundada por el caballero templario, digan lo que quieran pero yo lo considero así, Ignacio de Loyola, en un momento álgido para los sucesores de los guardianes del Santo Grial (1540)- se reunió el mismo día en que yo salía a pasear para elegir al líder mundial que los llevará por la senda creada por el militar al servicio del duque de Nájera, Antonio Manrique Lara (que no se si tendrá algo que ver con los Lara de Ceuta, pero si se que era Virrey de Navarra después de la muerte de Fernando el Católico), y que peleó contra los invasores navarros, invasores de sus propias tierras ¿inicio del movimiento etarra?, y siendo alcanzado nada menos que por una bala de cañón, una bombacha, que se le cuela entre las dos piernas rompiéndole una e hiriéndole en la otra. Iñigo López de Oñaz y Loyola pasaría a ser San Ignacio de Loyola (?)

Esa milagrosa bombacha le hizo recapacitar de su condición militar y cambiando de chaqueta se compromete con la gracia de Dios acrecentando su definitiva conversión la supuesta visión de la Virgen con el niño Jesús. Visión promovida, seguro, por la calenturienta etapa de su tránsito por el filo del abismo de la muerte durante su recuperación, que le dejó secuelas visibles. Reforzada su fe durante su hospedaje en el Monasterio de Montserrat (marzo de 1522) merced a la prédica de los benedictinos, cuelga definitivamente su vestidura militar y se va con harapos y descalzo hasta Manresa (Barcelona) donde permanece ayudado por un grupo de mujeres creyentes.

Como los estudios sobre los Templarios de Iñigo López son profundos, decide irse a Jerusalén pero regresa pronto a Barcelona donde su amiga Isabel Roser le ayuda en los estudios, realizando entonces sus ya famosos Ejercicios Espirituales. Viaja a Flandes e Inglaterra siguiendo la estela de los Caballeros Templarios y consigue sumas de dinero con lo que funda la Sociedad de Jesús bajo un juramento realizado en Montmartre (París) junto a otros siete iluminados compañeros. Entonces decide viajar, de nuevo a Tierra Santa para proseguir la labor de aquellos sacrificados caballeros. No lo consigue y se pone a las órdenes del Papa Pablo III que les ordena sacerdotes a través del obispo de Arbe en Venecia (1537).

En 1540 el Papa Pablo III emite la bula “Regimini Militantis” con la condición de limitar el número de miembros a setenta que posteriormente revocó con la bula “Injuctum nobis” (1543). Así nació la Compañía de Jesús que en realidad es la Societas Iesu.

Por lo tanto, Ignacio de Loyola fue el primer Superior General de su propia orden religiosa con exigencias de organización monárquica con absoluta abnegación y obediencia al Papa con el latiguillo “Disciplinado como un cadáver” que dio lugar a su lema fundamental “A mayor Gloria de Dios”.

En los tiempos modernos cabe destacar la impronta dejada por el también vasco Pedro Arrupe, el líder mundial de los jesuitas que fue elegido como el “Papa Negro” y a quién sucedió el holandés Peter-Hans Kolvenbach (1932) a quién el Papa Benedicto XVI le dio permiso para retirarse por motivos de edad.

Pedro Arrupe, como buen vasco, tuvo varios conflictos de carácter con Juan Pablo II que creía que la Sociedad de Jesús había llegado a ser demasiado independiente, izquierdista y política, por lo que implantó una especie de ley marcial, aprovechando que Arrupe sufrió un ataque al corazón, a través de un delegado que nombró para dirigir la orden y garantizar que no se radicalizara más. Así se creó la leyenda de la Orden Negra con su Papa Negro.

Cuando cierro estas líneas, aún ignoro quién ha sido designado sucesor del holandés de pelo blanco que susurra suavemente al hablar.
 

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