PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 12 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

La avenida Cañonero Dato
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Un marroquí ha muerto por las puñaladas certeras que le ha dado otro indocumentado en la Avenida Muelle Cañonero Dato. La reyerta fue motivada, al parecer, porque ambos querían ganarse la atención del conductor de un vehículo que buscaba aparcamiento. A fin de obtener la propina habitual en este menester convertido en una costumbre urbana desde que los españoles pudieron acceder al “seiscientos”.

Estas riñas suelen producirse cada dos por tres en todas las ciudades entre aparcacoches por cuenta propia que se disputan palmo a palmo la propiedad de los sitios elegidos para sobrevivir. Las trifulcas no terminan siempre, claro está, con un muerto; pero también lo ha habido en algún punto de la Península. Y más desde que los inmigrantes sin currelo, dicen que por carecer de papeles, se disputan entre ellos los espacios y éstos a su vez se ven perseguidos por los autóctonos que suelen reclamar sus derechos incuestionables para hacerse con los mejores sitios.

La muerte del extranjero ha vuelto a reabrir el debate sobre la seguridad en los alrededores del Puerto. Y mientras que Pepe Torrado, presidente de la Autoridad Portuaria, dice que está harto de pedirle al delegado del Gobierno, Jenaro García- Arreciado, ayuda policial para que mantenga la correspondiente vigilancia en esos espacios abiertos donde no puede actuar la Policía Portuaria, la autoridad gubernativa le responde que Ceuta es una ciudad tranquila y que lo ocurrido en la avenida Muelle Cañonero Dato es un hecho aislado. Y sanseacabó.

Lo de los inmigrantes en la zona portuaria, y sobre todo la presencia de éstos en las escolleras de poniente, es asunto muy antiguo. Y es así porque ninguna autoridad, ninguna, con poder para ello, ha querido hacerle frente a un hecho que a mí me resultaba familiar allá cuando los ochenta estaban tocando a su fin. Y que a principio de los noventa me fue posible vivir de cerca por mi trabajo en el “Periódico de Ceuta”. Ya que la nave, que daba cobijo a las instalaciones, estaba a pocos metros de esas escolleras donde se reunían muchísimos indocumentados.

De hecho, los compañeros nos aconsejábamos tomar las debidas precauciones al transitar por un sitio que a ciertas horas de la noche infundía el consiguiente respeto. En mi caso, justo es decirlo, jamás me salió nadie al encuentro. A pesar de que yo aprovechaba la distancia que había entre el periódico y mi domicilio, entonces en la calle de Delgado Serrano, para hacer carrera continua y así combatir las muchas horas sentado que me pasaba en una redacción donde la mayor carga de trabajo recaía en dos o tres personas.

Si alguien me preguntara las razones por las que ninguna autoridad ha sido capaz, desde aquel tiempo, y ya ha llovido, de poner fin a ese escondite en las escolleras de poniente, a mí se me ocurriría decirle que a lo mejor es que ahí se ha venido refugiando una mano de obra barata que sirvió a los intereses de las empresas que necesitaban y necesitan personal para la carga y descarga. Y que alrededor de tal demanda ha ido creciendo el número de indocumentados en ese lugar. Es cierto que hasta ahora el transitar por la avenida Muelle Cañonero Dato no fue peligroso. Aunque el miedo es libre. Y mucho más después de lo ocurrido. Por lo tanto, cabe la pregunta: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto