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OPINIÓN - MARTES, 22 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Inmaculada Ramírez
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Una vez he hablado yo con la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea. Fue por teléfono y mantuvimos una charla breve, porque el Madrid estaba jugando un partido de la Liga de Campeones en el Bernabéu. Y ella, aunque inexperta en su tarea como diputada, sabía sobradamente que estaba poniendo a prueba mi tranquilidad.

A mí me han hablado muy bien de Inmaculada Ramírez. Y confieso que leo y oigo sus declaraciones. Por más que aún siga conservando un mal recuerdo de ella. La sigo viendo con el rostro desencajado y la irritación subida de tono en un acto correspondiente a la campaña electoral, celebrado en una dependencia del Hotel Parador La Muralla.

Sí, a mí me parece que era ella la señora que gritaba contra mí por creer que mis preguntas a Antonia María Palomo, sometida a un cuestionario televisado, estaban preñadas de animosidad contra la candidata a la presidencia de la Ciudad y contra el partido socialista. Sobre todo en el momento en el cual le vaticiné a la candidata su más que estrepitosa derrota y le auguré malos tiempos al PSOE de Ceuta.

En aquellos momentos, rodeado de periodistas que habían acordado las preguntas que tenían que hacerle a la candidata, bajo la coordinación de quien más mandaba –no sé si continúa siendo el sheriff - en Radio Televisión Ceuta, y soportando gritos e insultos de los socialistas que llenaban la sala de invitados, observé muy descompuesta a una mujer que nunca antes había visto. Luego, cuando supe quién era Inmaculada Ramírez, comprendí la diferencia que existe entre el estado normal de una persona y el que ofrece cuando está alterada por la pasión que desemboca en la histeria.

Transcurridos ya muchos meses desde la campaña electoral, todavía me cuesta trabajo hacerme a la idea de que Inmaculada Ramírez hubiera podido sumarse a ese furor colectivo contra mí en el cual Juan José León Molina parecía muy a gusto jugando su papel de joven perteneciente a una barra brava de cualquier estadio argentino Y es así, porque a medida que he leído y oído sus declaraciones, entiendo que su estilo no casa con aquella señora que una noche, desafortunada, bramaba a voz en cuello contra mí por las preguntas que decidí hacerle a la entonces secretaria general de los socialistas y candidata la presidencia de la Ciudad.

Las últimas declaraciones que le he leído a la portavoz del partido socialista -de Ceuta- son las que venían en una entrevista publicada el domingo por este periódico. Y me ha extrañado que diga que “el PP se ha convertido en una agencia de empleo”. Toma del frasco. Que hubiera dicho el irrepetible Jaime Campmany. ¿Acaso el PSOE se puede permitir el lujo de despreciar el clientelismo?

También le he leído, entre otras perlas más, que la política, a pesar de las mentiras, del humo que se vende, y de la demagogia que impera, engancha. Y se me ocurre decirle que procure no convertirse en una profesional de ella. Para no tener que depender del líder de su partido. Lo cual siempre será un peligro para usted y para los ciudadanos. Porque hará cualquier cosa para estar siempre en el machito. Las personas cultas, eficaces y con escrúpulos morales no llegan nunca lejos en nuestro sistema político. Tengo la impresión de que usted todavía está en período de rodaje.
 

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