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OPINIÓN - JUEVES, 31 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Los caciques, desgraciadamente, han existido en todos los pueblos de España, en la época que incluso tenían el derecho de pernada. Quién o quiénes, en cualquier pueblo de España de aquella época, se atrevían a llevarle la contraria la cacique de su pueblo. Nadie lo hacía porque sabía que acabaría con él y toda su familia, por el camino de no darles trabajo o si tenían una pequeña parcela o negocio buscarle la ruina.

Si alguien cree, que los caciques han desaparecido de los pueblos de España, comete el mayor de los errores. Los caciques, desgraciadamente, para algunos pueblos de España siguen existiendo y tratando de de imponer su voluntad sobre el resto de sus convecinos. Bueno, no hay que exagerar, dentro de toda esta fauna están incluidos los caciquillos, que ni a caciques llegan. Antes, todos estos caciques actuaban a cara descubierta, hoy lo hacen como en el cuento, lobos vestidos con piel de cordero. Algunos, en su osadía, son capaces de asomar hasta la patita por debajo del disfraz, con la que dar a conocer, sin temor a equivocarnos los que vemos la patita, su personalidad. Uno cree, perdón por señalar que está una jartá de feo, que más que osadía es su falta de inteligencia y su tremendo ego, que les lleva a querer presumir de su caciquismo tratando, al enseñar la patita para que se sepa quien es de asustar a sus enemigos. Estos alcanzan el grado sumo de la gilipollez. Realmente no alcanzan ningún grado, cada uno es lo que es. Y estos, sin duda alguna, son los caciquillos

Otros, por lo contrario, mucho mas inteligente y con preparación, jamás enseñan la patita para, con ello, descubrir su personalidad. Tratan, por todos los medios a su alcance, que nadie sepa quienes son aunque, a decir verdad, casi todos en el pueblo los conocen. Sin embargo tienen la habilidad suficiente para intentar pasar desapercibido e incluso, en un alarde de preparación y sapiencias, llegan a criticar a los casiquillos. Unos casiquillos a los que les prestan ayuda, dándole las migajas de lo obtenido, teniéndoles contentos y permitiéndoles presumir de su caciquismo, ya que ese presumir les sirve, a los auténticos caciques, de tapadera.

La existencia de toda esta fauna, incluidos los casiquillos, les hacen un flaco favor a los pueblos donde están ejerciendo esa labor tan antigua, pero que sigue estando vigente, para desgracia de los pueblos, en los momentos actuales. La pregunta del millón sería; ¿se puede acabar con ellos?. La repuesta es sencilla, se puede acabar conillos de forma rápida. En cuanto los que tienen la sartén por el mango estén dispuestos, en cualquier momento, a hablar y contarle al pueblo las presiones que sufren por parte de esta fauna. Claro que los que tienen la sartén por el mango deben estar limpios como una patena, con lo cual no cabría chantaje alguno por parte de estos caciques. Y como decía mí abuela, que ya saben ustedes que era sabia; “muerto el perro, se acabó la rabia”.

El día que los pueblos, los que mandan, se decidan de una vez por todas, poner a cada uno de esta fauna en su sitio, sin lugar a dudas habremos dado un paso de gigante, parta adentrarnos en la democracia y librar a los pueblos de esta escoria, que sólo busca su beneficio. Como las meigas, haberlos haylos. ¿O no?
 

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