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OPINIÓN - SÁBADO, 2 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Casualidad
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Suceso que se produce sin una intención previa o sin una necesidad de orden natural. Así reza en la primera acepción del diccionario Manuel Seco. Y casual debe ser, al menos así lo quiero pensar, que, desde hace ya un tiempo, Otilio Ridruejo y Luis María Aznar, periodistas de “El Faro de Melilla”, hayan decidido no seguir persiguiendo con saña al presidente de la Federación de Fútbol de Melilla y al consejero de Deportes.

Casualidad o no, miren ustedes, lo cierto es que han cesado los ataques contra Diego Martínez y Robles. El primero, presidente de la federación y el segundo, consejero de Deportes. O bien alguien ha decidido que los artículos no deberían leerse en Ceuta. Pues era de cajón que estaban cometiendo un acto de injusticia evidente. Por algo tan simple: si en Melilla el citado periódico no dejaba de calentarle la cabeza a Juan José Imbroda, para que éste metiera la linterna en las cuentas de la federación, ya que recibe casi 50 millones del Ayuntamiento, lo lógico hubiera sido hacer lo mismo en Ceuta.

Era, como ya he dicho, una obviedad que estaba fuera de toda discusión. Y así lo escribí varias veces, semanas atrás. Por lo tanto, estoy empezando a creer que la cosa no es casual; sino que alguien ha sacrificado el deleite que le producía el criticar acerbamente, una y otra vez, a los cargos melillenses, con el único fin de mortificar al presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, para no verse obligado a causarle los mismos problemas al amigo de turno en Ceuta.

Sí, ya sé que ustedes estarán pensando en que ese amigo de turno es Juan Vivas. Pues no. El amigo de turno es el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta. El cual vive protegido por la misma empresa que ha venido despotricando contra la Federación de Fútbol de Melilla, contra la consejería de Deportes y contra el presidente de la Ciudad.

Emilio Cózar sabe que mientras cuente con la protección del empresario periodístico, va a ser muy difícil, por no decir imposible, que éste insista, al igual que lo ha venido haciendo en Melilla, en la necesidad que tiene la federación de ser sometida a investigación, controles presupuestarios, fiscalización, auditorías... En suma: que su presidente dé explicaciones públicas sobre el destino de los dineros del fútbol.

Emilio Cózar tuvo la feliz idea, en su momento, es decir, cuando el GIL dejó de gobernar, de afiliarse al Partido Popular. De esa manera se procuró otro escudo para defenderse de todas las personas malévolas que intentaran recordarle que la Federación de Fútbol de Ceuta es un organismo que está pidiendo a gritos luz, más luz, mucha luz... Un organismo presidido por él desde que los estadounidenses hundieron el Maine.

Pero hay más, y he aquí lo que uno, observador permanente de la actualidad, no acaba de entender: ¿cómo es posible que nuestro inmisericorde fiscal, Juan Luis Aróstegui, no haya caído en la tentación de denunciar las oscuridades que se ciernen sobre la contabilidad de la federación? ¿Qué miedo tiene el terrible acusador público para no decir ni pío de un organismo que recibe subvenciones del Ayuntamiento?

Piensen ustedes, estimados lectores, en las causas. Y, sobre todo, tomen nota las personas que aspiran a convertirse en presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta.
 

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