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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE FEBRERO DE 2008

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


Lunes. 28


Me parece muy bien lo anunciado por la portavoz del Gobierno, Yolanda Bel, acerca de que la próxima semana será Francisco Márquez, consejero de Hacienda, quien responda a las preguntas sobre la Manzana del Revellín. Y me imagino que ella habrá respirado a pleno pulmón. Menudo peso le han quitado de encima a mí estimada Yolanda. Por lo tanto, no me cabe sino felicitar a quien lo haya decidido. La obra se ha convertido en un asunto espinoso, antipático, polémico, y todo cuanto se diga al respecto es poco. Es un proyecto que ya nació bajo sospecha. Si a ello le unimos el que ha habido personas que vieron en esa construcción la posibilidad de lucrarse y no lo consiguieron, tal vez porque desde Murcia no estaban dispuestos a rascarse el bolsillo, a nadie puede extrañarle lo que está ocurriendo. La obra les ha dado alas a los partidos de la oposición para hacerse notar. De no ser por la Manzana del Revellín, apenas tendrían motivos para molestar al Gobierno presidido por Juan Vivas. Quien tiene tiempo para pensar cuál es la mejor solución. De momento ha decidido que sea Francisco Márquez el encargado de apechugar con la defensa del mercado: una idea tan discutida como censurada. No le arriendo las ganancias al consejero de Hacienda. A no ser que se haya hecho con documentos suficientes para pararle los pies a Juan Luis Aróstegui. De cualquier manera, yo sigo teniendo en mente el nombre de la persona que está en la mejor situación para convertirse en portavoz de todo lo concerniente a esta manzana de la discordia. ¿Lo adivinan? Es tan fácil.

Martes. 29


El presidente de la Ciudad ha decidido, ya era hora, ponerse al frente de la defensa del traslado del Mercado de Abastos a la Manzana del Revellín. Y ha comenzado en la sede de su partido y rodeado por los militantes más fieles. Juan Vivas sigue teniendo un crédito enorme entre los ciudadanos. Ya dije, días atrás, que su desgaste como gobernante ha sido mínimo por más que ya lleve casi ocho años dirigiendo los destinos de la ciudad. Pero ya comienza a aflorar la labor de zapa que vienen haciendo contra él quienes otrora visitaban, todos los días y fiestas de guardar, el despacho del director de PROCESA; que era, claro está, el actual presidente de la Ciudad. La envidia es un sentimiento que anida en todos nosotros. En unos más que en otros. Y en los que más alardearon en su día de ser amigos de Vivas y de cantar sus excelencias en todos los aspectos, el pecado de la envidia está en su punto culminante. Y es que no cesan de preguntarse, las sufridas criaturas, al ver al antiguo amigo mandando tela marinera, ¿por qué está él sentado en la poltrona municipal y no cualquiera de nosotros? ¿Qué tiene Vivas que no tengamos nosotros? Si han leído el ensayo sobre la envidia, de Fernando Savater, verán que esa postura es buena para que el poderoso, en este caso Vivas, sepa que está siendo permanentemente vigilado por quienes no le van a permitir el menor fallo. Y para que no se atreva a tomar decisiones que no estén respaldadas por la ley. Los enemigos del presidente de la Ciudad, en estos momentos, que están sufriendo lo indecible por no poder soportar la importancia que tiene llamarse Vivas, desde hace años, son cuatro o cinco personas tan conocidas como ricas o al menos están disfrutando de una situación económica boyante. Por consiguiente, el presidente de la Ciudad ha de salirles al paso de sus denuncias, aunque hayan delegado en Aróstegui, informando a los ciudadanos de todo lo concerniente a la Manzana del Revellín. Pasado y presente. Máxime cuando él puede presumir de no estar implicado en nada de lo que deba avergonzarse. Y seguro que su palabra será decisiva para que los ciudadanos, mayoritariamente, lo crean a pie juntillas. Es el mejor camino. Por no decir el único.

Miércoles. 30

Con Juan Jiménez me he llevado yo siempre la mar de bien. Por más que muchas veces no hayamos coincidido en nuestras opiniones futbolísticas. El caso es que ello nunca fue motivo de discordia. Faltaría más. El lunes, sí creo que fue ese día, me topé con Juan y me agradeció, en nombre de José Ramos, presidente de la Federación Provincial de Asociaciones Vecinales, la columna que le dediqué cuando fue reelegido dos años más. Por lo que me contó JJ, a José Ramos le había sorprendido el trato que le dispensé en “El Oasis”. Aunque lo único que hice fue reconocerle un valor seco y sereno por atreverse a continuar en un cargo que exige sacrificio y trabajo a destajo. Y me imagino que una paciencia ilimitada para oír las quejas de todos los presidentes de barriadas y procurar resolverlas con suma diligencia. Juan Jiménez es vicepresidente de la cosa y la persona más cercana al presidente. Pues bien, hoy he visto en El Pueblo TV el recibimiento que el presidente de la Ciudad le ha hecho a la junta directiva de la FPAV. Y he podido observar cómo Juan Vivas se desvive por atender a unas personas que tienen la responsabilidad de mantener las barriadas en perfecto estado de revista y dotarlas de todas las necesidades requeridas. La alegría de Vivas, al verse rodeado de todos los directivos, era manifiesta. Y las palabras de Ramos, afirmando que mantiene la ilusión pero que la tarea de presidente es tan ardua como agotadora, son verdades incuestionables. Por lo tanto, cabría aplicarle el dicho popular que hace referencia al caballo que monta el Espartero.

Jueves. 31

La Ciudad Autónoma celebra su Día en la Feria Internacional de Turismo. En esta ocasión, la novedad, en cuanto a lo periodístico, consiste en que puedo ver en directo lo que está ocurriendo en el stand de Ceuta, a través de “El Pueblo Televisión”. En esta Casa, según veo, no se habla de antigüedad, ni de la cantidad de lectores que se tienen, ni se presume de nada... Aquí lo que prima son los hechos: desde hace ya varios meses se cuenta con un edificio extraordinario, admiración de muchos y envidia de otros tantos; existe una revista, Siglo XXI, que sigue creciendo; el periódico está en una línea constante de superación, y ahora, así como quien no quiere la cosa, surge la posibilidad de ver todos los actos a través de la pantalla del ordenador. Albricias. Gracias a la televisión puedo ver la entrevista que una compañera, Alicia Urbano, le está haciendo a David Meca. De pronto, en plena entrevista, se acerca Juan Vivas para abrazar al nadador y agradecerle a éste sus deferencias con Ceuta en otra entrevista y en otra televisión. Claro está. Me consta que Juan Vivas rehúye los asesoramientos de quienes están contratados para ese menester. Pero, aun así, alguien debería recordarle que está muy mal visto interrumpir una entrevista en directo por muy presidente de la Ciudad que se sea. Yo sé que a lo mejor no se dio cuenta de que David Meca estaba ya en plena acción, es decir, rodando; pero algún componente de esa cohorte que siempre le acompaña, debió advertírselo. Y así le hubiera prestado un servicio indispensable. Y que siempre será mejor que no estar continuamente inclinado ante su augusto nombre. Las cosas claras y el chocolate espeso.

Viernes. 1

No sé por qué razón, mientras estaba repasando unos apuntes, se ha me venido a la memoria algo que siempre me recordaba Elena Sánchez cuando nos daba por ponernos a pegar la hebra (por cierto, Elena, habrás visto que sigo sin publicar la entrevista que te hice pocos días antes de lo tuyo). Decía ella que a mí se me notaba mucho el esfuerzo que hacía por mantener mi independencia. Incluso me comentaba que en no pocas reuniones había salido a relucir el mucho trabajo que me costaba pedir favores o dejarme influir. Yo solía responderle que mi independencia era mínima. Pero que esa pequeña porción de autonomía me permitía ir asido al carro de los que en un momento determinado son capaces de decir que no a cualquier propuesta donde prime más el dinero que el trabajo. En una palabra, Elena, muchas veces he sido tentado para ocupar puesto donde sestear era y es pagado a precio de oro. Y nunca piqué el anzuelo. Es más, quiero que sepas que jamás pedí nada para mí a ninguna autoridad de esta ciudad. Y que ni siquiera en los peores momentos de mi vida, tanto moral como económicamente, fui mendigando empleo a los políticos. Ni, por asomo, se me ocurrió presentarme en la Delegación del Gobierno para tirarle de la levita al delegado de turno. Y oportunidades tuve, eh. Y, por supuesto, a ver qué alcalde puede decir que acudí a él para que me echara un cable. Me vas a perdonar, sin embargo, que haya usado tu nombre para contar lo que estoy contando. En principio, porque es bueno recordarte; después, porque este era un tema que a ti te gustaba discutirlo conmigo. Y porque llegaste, en un momento determinado, a proponerme un empleo que tú creías me iba como el anillo al dedo. Y que, lógicamente, rechacé. Pues bien, me vas a permitir que te ponga al tanto de algo que te hará reír con esa risa nerviosa que te entraba cuando yo solía decirte las cosas a mi manera: si vieras la gente que ha metido la cabeza en cierto gabinete del Palacio Municipal, en Radio Televisión Ceuta y en muchos otros sitios. Y todas esas personas, amiga, han llegado a ganarse la canonjía practicando un método que es infalible: poniendo a Juan Vivas y a su Gobierno, un día sí y el de en medio también, como chupa de dómine. Y, desde luego, quiero que sepas que ya hay otra tanda de sujetos trabajándose el mismo cuento. No me digas que no es para desternillarse de risa.

Sábado. 2

La mejor noticia de la semana ha sido para mí, sin ningún género de dudas, poder decirle a Carlos García Bernardo lo que le dije cuando el viernes nos hallamos delante de la escalinata del edificio del Ayuntamiento. Hoy he vuelto a sentir lo mismo al verle en la portada de este periódico, compartiendo con Juan Vivas y Mabel Deu el momento de alegría que supone todos los años el asistir al encendido de las luces de Carnaval. Señal inequívoca de que vuelve a tener ganas de ponerse al frente de la viceconsejería de Festejos. Cargo que viene desempeñando, desde hace ya casi ocho años, con el éxito de quien ha trabajado duramente, desde el primer día, para lograr los fines que se le encomendaron. Con Carlos García Bernardo he compartido yo muchos ratos de charla. A él le gusta sobremanera preguntarme acerca de cuestiones futbolísticas; ésas que pasan inadvertidas para los hinchas y que suelen ver los buenos aficionados. Y a mí, como no podía ser de otra forma, me encanta aclarárselas. De ahí que nuestras relaciones vengan de lejos... Si me apuran desde hace ya la friolera de veinticinco años. Por ello, y porque me consta que es una persona excelente, debo decirle, nuevamente, que he sentido una enorme satisfacción al comprobar que ya está entre nosotros. Que procure tomarse sus obligaciones con calma. Y, desde luego, que disfrute del Carnaval hasta olvidar los momentos de zozobras. Un abrazo...
 

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