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OPINIÓN - MARTES, 5 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Las trolas de Díaz
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Llevo mucho tiempo sin ver a la Asociación Deportiva Ceuta en el Alfonso Murube. Aunque debo decir que, gracias a Radio Televisión Ceuta, he seguido sus actuaciones fuera. Y sería muy torpe si no tuviera ya una opinión formada de cómo es el equipo, en muchos aspectos técnicos, tácticos, de entrega, disciplina, etcétera. Aun así, no tengo el menor interés en analizar sus virtudes y defectos; y mucho menos enjuiciar la labor del entrenador. Entre otros motivos, porque este espacio está reservado para otros menesteres.

Sin embargo, no han faltado ocasiones en las que he escrito sobre lo declarado por directivos o técnicos, al considerar yo que sus exposiciones parecían ir dirigidas a personas de cortas luces. Sin caer en la cuenta de que en esta vida hasta los más tontos hacemos relojes.

Fue el caso de Ramón María Calderé; quien estuvo siempre más preocupado de analizar las decisiones de una directiva exitosa, que de corregir los errores de bulto que cometía, una semana tras otra, cuando le tocaba decidir en el banquillo. Fue también, cómo no, cuando a Carlos Orúe se le ocurrió airear, a modo de imposición, que la directiva debía contratar a un segundo entrenador, porque él se aburría en la ciudad (a propósito: tuvo suerte el técnico jerezano con que en ese tiempo los “caballas” de verdad no estuviesen ejerciendo como tales. Pues por menos, años antes, éstos le hubieran recitado de memoria el horario de salida de los barcos).

Por consiguiente, ahora me toca atender a las declaraciones del director técnico y entrenador de la ADC, por considerarlas de interés. Ya que el hombre, a pesar de que ya estuvo otra temporada en esta tierra, sigue creyendo que en Ceuta vivimos con varios años de atraso. Y por ello se nos puede contar trolas de largo metraje.

Mentiras que me hacen pensar en si los sevillanos, ya que José Enrique Díaz lo es, están tan sobrados para hablarnos de esa manera o es él el que, gracias a estar en posesión de un caletre descomunal, se puede permitir el lujo de contarnos el cuento del alfajor a cada paso. Que es lo que ha vuelto a hacer nada más terminar el partido de su equipo frente al Betis B.

José Enrique Díaz avaló la contratación de Diego Quintero. Y él, cuando el equipo estaba a cuatro puntos de los puestos que otorgan premio, se puso nervioso y le comunicó a los directivos que la plantilla estaba por encima de los conocimientos de Quintero. Con lo cual sentenció a su compañero.

El equipo vuelve a estar a cuatro puntos del cuarto clasificado y Díaz, tal vez angustiado, recita su particular letanía: propala que ha firmado un contrato en blanco como entrenador y no entiende por qué tiene que aguantar a un aficionado que se sitúa detrás del banquillo para decirle de todo, en cuanto comienzan los partidos. De ahí que reclame la contratación de un entrenador. Ya que esa es una presión tan grande como inmerecida. Máxime cuando él no quería sentarse en el banquillo.

Pero lo que no está dispuesto a seguir soportando -¡qué necesidad tiene él, si no cobra por ser entrenador!- es quedarse sin vivir en Sevilla, tres días a la semana, como hacía cuando aún estaba Quintero. Y alega que echa mucho de menos a su familia. Estupendo. Esa manera de ser lo dignifica. Convendría saber qué pasta se ha embolsado el tal José Enrique por venir tres días de visita a Ceuta, cuando sólo ejercía de director técnico.
 

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