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política - DOMINGO, 10 DE FEBRERO DE 2008


visita de rajoy a ceuta. archivo.

La crónica
 

La visita a Ceuta de Mariano Rajoy

Aún siendo en plena precampaña electoral,
no deja de tener su trascendencia, que
quien puede ser el próximo Presidente
del Gobierno, comparta unas horas con
los ceutíes las inquietudes de estos
 

CEUTA
Ramón Ros

local
@elpueblodeceuta.com

Una vez más, y son ya varias y diversas, se ha producido una visita oficial de Mariano Rajoy a Ceuta, que aún siendo en plena precampaña electoral, no deja de tener su trascendencia, que quien puede ser el próximo Presidente del Gobierno, comparta unas horas con los ceutíes las inquietudes de estos y exponga algunas de sus propuestas para una ciudad necesitada de atención.

Son inevitables en actos como el organizado por el P.P. para la visita de Rajoy, los excesos de protagonismo de determinadas personas que se creen líderes de una sociedad que realmente los ignora y que sólo pretende oír el discurso de quien tiene algo que decir y decidir.

Pasando olímpicamente de quien se considera “bicho viviente” y de quien al final del acto coge el micro para expolear a la masa en la despedida del líder para hacer notar que él también existe, lo cierto es que las palabras de Rajoy, además de prácticas son alentadoras. Y es que Rajoy, fiel a su propio estilo, está huyendo de los discursos vanos y ociosos y está desgranando de modo cartesiano una batería de propuestas tanto para el conjunto del país como para territorio que visita.

En Ceuta ha mostrado su apoyo decidido al campus universitario, a la mejora de la financiación de la ciudad y a potenciar determinados servicios del Estado que son francamente deficitarios, entre otras cuestiones de no menor rango. Ha pasado, sin embargo, de puntillas acerca de la cuestión autonómica, si bien es de sobra conocida la posición conservadora de Rajoy en materia de desarrollo autonómico, no sólo en lo que respecta a Ceuta, sino en relación con el resto de territorios.

Y es que la posición de Rajoy podrá ser discutible, pero parece lógica y sensata y se resume en muy pocas líneas, porque es bien cierto que si el Estado sigue renunciando a sus competencias a favor de las Comunidades Autónomas, su papel será cada vez más residual y el propio concepto de España estará en juego, lo cual es lo que pretenden los nacionalistas vascos y catalanes con su permanente tensión de la cuerda competencial sin desear que el sistema se cierre definitivamente, cosa que es justamente lo que pretende Rajoy.

Mariano Rajoy, que estuvo en Ceuta sin la compañía de ningún otro destacado líder del P.P., es buen conocedor de la ciudad. Fue, siendo Ministro de administraciones públicas, quien cerró el acuerdo de traspasos de competencias más denso con nuestra administración autonómica, con el entonces Presidente Jesús Fortes, siendo de destacar un comentario que hizo en la comparecencia posterior a la firma de los acuerdos, que tuvo como sede el Salón del Trono del palacio de la Asamblea, en relación con uno de los representantes de la ciudad en la comisión mixta correspondiente, que estaba formada por cinco miembros del gobierno local y dos representantes de la oposición por la parte de Ceuta y otros tantos por parte del gobierno de la nación por la parte del Estado. Pues bien, en esa comparecencia posterior a la firma ante los medios de comunicación, el entonces Ministro Rajoy comentó los aspectos más llamativos de los acuerdos de traspasos de funciones y se detuvo en analizar la posición de uno de los miembros de la comisión mixta de la representación de Ceuta, del que dijo que era una persona singular porque en la reunión se había opuesto a todo, “incluso al turno de ruegos y preguntas”, para terminar diciéndole a los medios de comunicación aquello de: “bueno, ustedes después de esto que les he comentado, seguro que le identificarán perfectamente”. Se refería al inenarrable Juan Luís Aróstegui, al que el Presidente Fortes en un ataque de desmedida democracia y para que nadie se sintiese no representado, le dejó participar en una reunión que por lógica debe ser exclusivamente entre gobiernos y no entre parlamentos.

Fue Rajoy igualmente, un decisivo impulsor junto con Rodrigo Rato, de un apoyo financiero para la ciudad nunca visto hasta entonces en la historia de la democracia constitucional por parte de ningún Gobierno de España, con la inclusión en dos presupuestos generales del Estado de las partidas correspondientes a la merma de recaudación en los entonces denominados arbitrios y la consiguiente sustitución de aquel arcaico y cuestionado impuesto, por uno más moderno y garantizador, por las cautelas en el establecidas, de la necesaria financiación de la ciudad para hacer frente a sus obligaciones y competencias. De aquellas actuaciones pueden dar buena cuenta todavía personas como Fortes, Olivencia, Carreira o el propio Vivas, que desde el equipo de Fortes trabajó junto con los representantes de diversos departamentos ministeriales para alcanzar estos objetivos.

Persona tímida, sencilla, pero tremendamente inteligente y formada, Rajoy se ha presentado ante los ceutíes igual que ante el resto de españoles, con cosas prácticas que contar, con ideas maduradas desde la percepción de las preocupaciones reales de los ciudadanos, frente a un líder del P.S.O.E., ZP, que encuentra en la filosofía conceptual, en la sonrisa y en la pose su único sentido para su acción política. ZP habla de miradas, gestos, talantes, libertad, igualdad, conciencia y democracia. Rajoy nos habla de nuestras hipotecas, de nuestro salario, de nuestra vivienda y de nuestras cosas más cotidianas, que son las que de verdad nos están empezando a preocupar a todos.
 

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