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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

¿Absentismo escolar?
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

A mediados del año pasado, di a conocer el movimiento llevado a cabo por determinados padres, para la no escolarización de sus hijos, practicando el “homeschooling” o “educación en casa”.

En los momentos actuales, surgen nuevos casos, como el “del niño de Sanlúcar”, de 10 años, cuyos padres no han permitido la escolarización de su hijo, y que está pendiente de un Juzgado de Instrucción de la mencionada localidad para que se pronuncie al respecto. De momento, esperan a que un equipo de Orientación Educativa de la Delegación Provincial de Educación, acuda a su casa para comprobar el entorno en el que se desarrolla el aprendizaje del niño y valorar su nivel de conocimientos. El informe que emita será enviado al Juzgado, que deberá decidir si autoriza al menor a seguir formándose desde casa o, por el contrario, debe matricularse en el Colegio próximo a su domicilio donde tiene reservada su plaza.

El defensor del Pueblo Andaluz, presentó un escrito al Parlamento Andaluz en estos términos: “Si observamos a los países de nuestro entorno y vislumbramos el futuro con una cierta perspectiva, nos daremos cuenta de que no podemos seguir apostando por un único modelo educativo como algo exclusivo y excluyente, que condena sin paliativos a la ilegalidad, o incluso criminaliza a todo aquel que opta por modelos educativos alternativos… Es necesario abrir un debate social, especialmente en el seno de la comunidad educativa, en el que se analicen nuevas realidades sociales y educativas y se vayan perfilando las claves para una nueva legislación”.

Las razones que los padres esgrimen para sacar a sus hijos del sistema escolar y educarlos dentro del hogar, son muy diversas, pero la mayoría está de acuerdo en que el modelo educativo actual no responde plenamente a sus necesidades ni a las de sus hijos. En países como el Reino Unido, Francia, Italia, Portugal… la Ley reconoce el derecho a asumir en solitario la enseñanza de los hijos.

Conviene recordar que la opción de educar a los hijos en casa, en lugar de enviarlos a la escuela, cuenta cada vez con más aceptación en nuestro país, pese a que este es uno de los pocos países europeos donde la práctica no está regulada. Por otro lado, la ley establece que la Educación Primaria y Secundaria son obligatorias y que el Estado debe disponer de una plaza escolar para cada alumno. Pero no recoge la posibilidad de que esta enseñanza se lleve a cabo en el seno de la familia.

La Asociación para la Libre Educación, ALE, en nuestro país acoge a más de 2.000 familias que han puesto en práctica este método educativo. Sin embargo, su derecho a ejercerlo se cuestiona a menudo por parte de los poderes públicos, que abordan algunas de estas situaciones como casos de absentismo escolar.

Sin embargo, según las críticas de los miembros de ALE el sistema español “penaliza” a estos niños, porque les obligan a esperar hasta los 18 años para examinarse del título de Enseñanza Secundaria, en una convocatoria de adultos. Y a partir de ahí, pueden acceder al Bachillerato, la Universidad o a Módulos Formativos.

Defensores de este sistema piensan que el modelo de acomoda al estilo de aprendizaje y a sus intereses, y les permiten dedicar más tiempo a las actividades que les gustan. Nuestros hijos crecen con la idea de que el aprendizaje forma parte de la vida, ya que responde a una necesidad innata, y no a una obligación externa. Lo que importa es que los niños sepan demostrar sus conocimientos y no dónde o cómo los hayan adquirido.

A los padres interesados sobre el método “Crecer sin Escuela” les surgen problemas como ¿Todos los padres está preparados para orientar a sus hijos? La respuesta, obviamente, es no. Tiene que confluir circunstancias como que estén suficientemente preparados, familias bien estructuradas, que dispongan de tiempo, que los niños se sientan motivados; por lo tanto, aunque el sistema se legalice siempre estará restringido o limitado a un número muy escogido de familias. De hecho, los casos de padres defensores del “homeshooling” son, generalmente personas universitarias, con puestos de trabajo estables y buenas remuneraciones económicas.

Por otra parte, ¿cómo se resolvería la socialización del niño? Por mucho que se quiera deben salir del ámbito familiar para relacionarse con sus amigos, realizar actividades lúdicas en común… Por todo ello, aunque se hable excelencias del método, bajo mi punto de vista, pocas familias se unirán al proyecto, y seguirán considerándolos como absentismo escolar. Además, pese a lo que piensan algunos optimistas, no resolverá el fracaso escolar, puesto en actualidad recientemente por el Informe Pisa.
 

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