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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE FEBRERO DE 2008

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

El PP se vuelve a equivocar

Por Ismael Pérez


El secretario ejecutivo de Libertades Públicas, Justicia y Seguridad del PP, Ignacio Astarloa, anunció días atras que en el caso de que su partido gane las elecciones regulará el uso del pañuelo o hiyab islámico para evitar la “discriminación de la mujer” y garantizar que el empleo de esta prenda “no sea un elemento de desigualdad” eso si La excepción beneficiará a las regiones más pobladas por musulmanes, como son nuestra ciudad y la de Melilla, actualmente gobernadas por el PP y hay que quedar bien con los votantes.

Esta afirmación se viene a situar en el contexto de manifestaciones xenófobas realizadas por el PP en los últimos días y entre las que se incluye el obligar a los extranjeros no comunitarios a firmar un contrato sobre “integración” que les obligue a respetar unas supuestas “costumbres españolas” que vendrían definidas no se sabe por quién, si por Rajoy o alguno de los obispos que con tanta soltura avala su candidatura. Esta campaña refleja, sin duda, la deriva hacia la derecha radical del PP y su alejamiento de posturas favorables al diálogo y la convivencia. Lo más perverso de la afirmación de Astarloa es la desvergonzada manipulación y/o absoluta ignorancia que tanto él como otros líderes del PP manifiestan acerca del pañuelo islámico. Esta prenda, símbolo religioso e identitario, en ningún caso supone ningún tipo de discriminación ni sumisión como los islamófobos no se cansan de repetir. El pañuelo simboliza tan sólo una expresión de fe, como sería el caso de una cruz o un alzacuellos en el caso de los sacerdotes. Las mujeres musulmanas que llevan esta prenda ejercen su derecho a la libre manifestación de sus creencias, que es un punto básico de la libertad religiosa, y su derecho a la propia imagen, que permiten a las personas escoger la imagen y forma de vestir que consideren oportunos. Ambos son derechos constitucionales que están recogidos y protegidos además en múltiples tratados y cartas internacionales. Cabe señalar asimismo que el pañuelo es una prenda utilizada por cientos de millones de mujeres musulmanas en los cinco continentes. Por supuesto, el anuncio de Astarloa supone simplemente una provocación en contra de la comunidad musulmana e intenta explotar los sentimientos más bajos y la ignorancia y prejuicios que existen en nuestra sociedad, simplemente con el objetivo de ganar votos. En ningún momento ni Astarloa ni otros dirigentes del PP se han dirigido a la comunidad musulmana en busca de información sobre el pañuelo y el sentido que posee antes de emitir semejantes juicios temerarios. Si lo hubieran hecho, habrían podido enterarse de que precisamente esta semana el Parlamento de Turquía puso fin a varias décadas de autoritarismo al aprobar una ley que pone fin a la prohibición del uso del pañuelo islámico en las universidades turcas. Esta decisión, fruto de un acuerdo del gobierno de Erdogan y de la oposición republicana, ha sido, sin duda, un triunfo de la libertad que se enmarca dentro de la imparable marcha del país hacia una plena democracia. Ha sido también una consecuencia de la lucha de miles de musulmanas y pone término a una triste situación que llevó a muchas de ellas a optar por renunciar a la educación universitaria o a viajar a países extranjeros con el fin de cursar sus estudios allí. En España, por supuesto, Astarloa no ha planteado el tema del pañuelo desde un punto de vista religioso, porque tanto los dirigentes del PP como los obispos son conscientes de que ellos serían los más perjudicados en el caso de un debate abierto sobre los símbolos de este tipo, dada la enorme presencia de sacerdotes con alzacuello o monjas con hábito en las aulas españolas. Había que inventarse otra excusa para atacar el pañuelo y, por ende, a toda la comunidad musulmana. Y la encontraron en el tema de la discriminación, siendo fielmente copiados por algunos medios de la prensa conservadora como El Mundo y ABC, que han repetido los mismos argumentos falaces en sus portadas intentando efectivamente presentarlos como si de una realidad se tratara. Si el pañuelo fuera discriminatorio porque lo llevan sólo las mujeres lo mismo podría decirse de una falda, una corbata o incluso un alzacuellos. Cabe finalmente plantearnos algunos interrogantes. ¿Acaso se ha olvidado el antisemitismo existente en Europa en el pasado siglo y sus terribles efectos? ¿Pueden ser dignos de crédito dirigentes políticos que buscan votos demonizando a una minoría y atacan o cuestionan derechos constitucionales básicos que atañen a la libertad individual?.
 

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