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OPINIÓN - SÁBADO, 16 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

¿Por qué no cambiamos?
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

No crean Vds. que cualquiera puede presumir de ser fuerte cuando se llega a determinada edad. Es en ese momento justo cuando debe plantearse sincera y honradamente ceder ante la dura realidad y permitir a los jóvenes abrirse paso en la cotidiana lucha de la vida.

Tanto vale esta afirmación para los deportistas como para los políticos, menos para los que escriben con luces, y ahí incido para preguntar ¿por qué no permitimos que los políticos jóvenes consigan lo que se proponen?

Los viejos carcamales políticos que llevan rodando bastantes legislaturas deben abrir paso a los jóvenes valores que pespuntan en su novel papel y darles la oportunidad que se merecen. No salgan por peteneras afirmando que carecen de experiencia para llevar tan duro “autobús”. Si no les abrimos paso… ¿cómo quieren que se curtan en experiencias políticas?

No podemos consentir que los viejos políticos hagan, en cada legislatura, más rotaciones que los ferrys del Estrecho simplemente por seguir sintiendo en sus nalgas el calor de las poltronas, cuando a la hora de la verdad no acuden al Congreso y al Senado con propuestas verdaderas que sirvan realmente a los intereses de la ciudad y sólo se esperan de ellos que aprieten a desgana el botón del voto afirmativo o negativo, en esta legislatura, el de los peperos ha sido el segundo: siempre NO a toda iniciativa de la Cámara… ¿así construyen el país?

Tienen suerte algunos de esos viejos políticos que éste humilde articulista de opinión no tenga madera, ni quiere tenerla, ni el dinero, de Jaime Peñafiel para andar indagando en sus correrías por la capital del Reino y poblaciones limítrofes, que son casi todas, y soltar parrafadas enteras en los medios de comunicación latentes (por lo de corazón). Los escándalos estarían a la orden del día, seguro, por tratarse de correrías que nada tiene que ver con la política y sí mucho con la “Escopeta Nacional” en bajo relieve.

Brindemos la oportunidad, con nuestros votos, a esos jóvenes valientes que se introducen en el ruedo político sin miedo y sin capa con la que atemperar las enormes astas de los veteranos, apegados a la política del peloteo por su enorme amor al poco trabajo y al mucho cobrado.

Es exigible que los políticos salgan de la política activa al llegar a determinada edad, con derecho a la correspondiente recompensa por sus servicios prestados y cobrados, y dejen paso a nueva savia en la sangre más revuelta y caduca del país.

Por nuestra Ciudad se presentan candidatos jóvenes de innegables valores y con unos deseos de superación incombustibles, con las carteras repletas de proyectos políticos que si los llegan a conocer los viejos carcamales se les caerían los dientes, si no se les cayeron en tiempos pasados, de envidia, o de rabia porque se ven superados.

Hagamos uso de nuestro sentido común, de nuestro talante y, si quieren, hasta de nuestro famoso cachondeo y demos el voto a nuestros políticos más jóvenes que se presentan como candidatos a cuatro años de suplicio político. Siempre habrá ese tiempo de rectificar si nos equivocamos y la próxima siguiente legislatura los botamos, con b, si funcionaron mal, cosa que no creo.

¿Por qué no darle esa oportunidad que piden?, sabéis que está en vuestras manos, mejor dicho en vuestros votos, que esos jóvenes políticos que se presentan candidatos al Congreso y al Senado puedan tener la oportunidad de su vida de demostrarnos su valía. Ya está bien de votar eternamente al “abuelo” o al “casi abuelo” de siempre y hagamos uso de la auténtica democracia abriendo paso a las rotaciones de nuestros políticos. No seamos tan inmovilistas cuando todos reconocemos que siempre hemos mostrado nuestras divergencias con nuestra propia generación inmediatamente anterior, en todos los tiempos y en todas las políticas. El que diga que no, o miente desvergonzadamente o es un pusilánime.

Esta legislatura, el Congreso y el Senado más bien parecía uno de esos teatros de papel en que cada manejador de marionetas movía al mismo tiempo todos los cuerpos que le pertenecían al unísono… Volveré a insistir en el tema cuando estén cercanas las elecciones.
 

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