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cultura - DOMINGO, 17 DE FEBRERO DE 2008


El guitarrista Fernando. cedida.

  ENTREVISTA / LUIS ‘JORDI’ GUERRERO
 

«Vamos a seguir
ensayando y ya veremos»

El vocalista de Rodando Mogambo
reconoce que, tras bajarse del escenario y “volver a notar todas esas sensaciones”, hablaron en los camerinos de continuar
como banda donde lo dejaron en los 80

CEUTA
Rober Gómez

local
@elpueblodeceuta.com

Pregunta.- ¿Satisfechos con el concierto?

Respuesta.- Muy contentos, la verdad. Llevábamos mucho tiempo sin tocar y notar todas esas sensaciones de nuevo fue... Aunque siempre hay pequeños detalles que se pueden mejorar. Vimos que la gente se lo pasó bien.

P.- ¿Esos “pequeños detalles” fueron los problemas de sonido que retrasaron el inicio del concierto?


R.- Tuvimos problemas con los pedales, que se quedaron sin pilas; y Fernando sólo pudo utilizar tres, lo que fue un hándicap. Sonamos bien, pese a no ha haber hecho nada en veinte años. Tuvimos que cambiar algunas cosas de nuestras viejas canciones: ritmos y letras. Con veinte años veíamos las cosas de una manera y ahora de otra. Fue casi empezar las canciones desde cero.

P.- ¿Qué sensaciones tuviste al ver la sala llena antes de saltar al escenario?


R.- No nos lo creíamos. Esperábamos tocar para treinta amigos y pasarlo bien. Estamos sorprendidos con toda la expectación que se ha creado. Incluso uno de los componentes del grupo dijo el otro día que si esto nos hubiese pasado en los ochenta, ahora mismo seríamos famosísimos y tendríamos disco y de todo. Nos ha cogido un poco por sorpresa. Antes del concierto estábamos... no asustados, pero sí muy responsabilizados para que todo saliese lo mejor posible, porque eran veinte años sin subir al escenario. En tres meses hemos hecho todo lo que habíamos perdido en veinte años y fue muy difícil.

P.- Cambiasteis algunas letras, ¿no es así?


R.- Hemos cambiado letras que ahora mismo no tienen sentido. En el año ochenta teníamos algunas canciones con letras un poco políticas. Por ejemplo, teníamos un tema que se titula La función y que hablaba de la guerra civil de El Salvador. Hemos cambiado también algunas otras letras que eran un poco ñoñas, o mejor dicho, veinteañeras. Hemos cambiado también un poco los ritmos para adaptarnos al panorama actual y a lo que a nosotros nos gusta más ahora.

P.- Después del éxito del concierto, ¿os planteais algo más como Rodando Mogambo?


R.- Tengo que reconocer que lo estuvimos hablando, pero ahora mismo no tenemos pensado nada. Lo que sí vamos a hacer es seguir ensayando y hacer canciones nuevas.

P.- Esto suena a regreso.


R.- No lo sé. Hemos quedado en que vamos a descansar dos semanas y luego nos reuniremos para hablar. En principio, queremos ensayar a ver qué sale, pero lo queremos hacer para nosotros, para quitarnos de la rutina. Cuando Manolo –uno de los dueños de la Sala– nos propuso volver, la verdad es que sólo nos lo planteamos para divertirnos y recordar viejos tiempos.

P.- ¿Se dan ahora las condiciones para que podáis ensayar con frecuencia? (Se separaron en los 80 debido a la imposibilidad de juntarse salvo en las vacaciones).


R.- Los cuatro vivimos ahora en Ceuta. Tres de nosotros estamos casados y con niños, lo que dificulta un poco las agendas, pero creo que podremos quedar un día por semana.

P.- Muchas bandas reaparecen en un concierto y después sacan un disco. ¿Os lo planteais?

R.-No era nuestra idea. Sólo queríamos reunirnos para pasar un buen rato entre amigos y la gente que vino a vernos. Ahora, en principio, sí que tenemos intención en hacer material nuevo.

P.- ¿Por qué te llaman Jordi si tu nombre es Luis?


R.- Porque estuve muchos años viviendo en Cataluña y cuando volví me pusieron este mote, porque aquí son muy dados a poner apodos.

P.- ¿Cuál fue el motivo de la disolución de Rodando Mogambo?


R.- La separación se debió a que logramos firmar para hacer un disco con la casa Dro y fuimos allí a grabar, pero la cosa no salió muy bien. Éramos muy jóvenes, fuimos sin ensayar, en lugar de ir los cinco que éramos fuimos tropecientosmil. Hubo mucho desmadre, la verdad; y la casa no se fió de nosotros. A partir de ahí, como cada uno estudiábamos en un lugar diferente y sólo nos podíamos ver en vacaciones, decidimos dejarlo, porque no podíamos compaginar el ritmo de los ensayos con nuestros estudios y las demás cosas que cada uno hacíamos.

P.- ¿Os habéis arrepentido mucho de esa decisión?

R.- Nos arrepentimos de no haber preparado el disco. Es decir, de no habernos reunidos durante dos meses en algún sitio para preparar el disco, pero de la decisión de separarnos no. Era una cosa que se venía venir, porque, estando en lugares alejados, no podíamos compaginar los estudios con la música. Para tener un grupo hay que estar ensayando todos los días; o por lo menos tres o cuatro días por semana. Nos dimos cuenta de que lo mejor era dejarlo.

P.- ¿Qué opinas de la moda de las bandas que vuelven muchos años después como The Police o Héroes del Silencio?

R.- Cada grupo tiene su momento. La verdad es que también hay que ver la situación de cada banda. No obstante, hay que darle oportunidades a las nuevas hornadas, que no tienen muchas. Muchas veces las segundas partes no son buenas.

P.- ¿De dónde viene el nombre Rodando Mogambo?

R.- Estuvimos buscando muchos nombres. Por aquella época queríamos un nombre que, si nosotros llegábamos a algo, todo el mundo supiese que éramos africanos, porque quieran o no estamos en el norte de África. Un día, Fernando ojeaba una revista de cine y vio una foto de Ava Gardner y Grace Kelly, dos actrices que en aquella época nos encantaban. Debajo tenía el pie de foto de Rodando Mogambo, la película. Nos pareció bastante directo y muy pegadizo. La gente que lo escuchaba se quedaba rápidamente con el nombre.

P.- ¿Cómo fueron los años ochenta?


R.- Muy divertidos –risas–. Teníamos veinte años y lo pasamos genial. Cuando ensayábamos intentábamos siempre tocar en directo y coger tablas. Mucho tocar y mucha diversión, porque no teníamos preocupaciones de ningún tipo: estábamos de vacaciones y llevábamos la típica vida de un chaval de veinte años, pero con un instrumento en las manos. Fue una época muy buena, porque aquí había programas de radio que se dedicaban a la música, como el de José Manuel Domínguez, Pijamarama, en Radio Perla. Daban muchas oportunidades a los grupos, te ponían por la radio las maquetas. Había un ambiente musical mucho más intenso que el que hay ahora. Existían en Ceuta bastantes grupos y nos llevábamos bien entre nosotros. Tomábamos copas entre nosotros e intentábamos hacer muchos conciertos. Ahora veo que todo esto ha muerto, aunque también hacía falta un local como la Sala Café Club. Lo que sí es cierto es que en aquella época teníamos que ir mendigando un espacio donde tocar.

P.- ¿Teníais alguna conexión con la Movida madrileña?


R.- Había programas en Radio 3 que nos ponían las maquetas que mandábamos, como Esto no es Hawai. Fernando vivía en Madrid y manteníamos un pequeño contacto, porque sí que nos ponían las maquetas y uno de estos programas nos puso un nombre a los grupos de Ceuta. Se nos conocía como La ofensiva norteafricana: Ángel y los Vecinos del Quinto, Los Informales, Página Tres, nosotros, Párking... Grupos de todo tipo: desde heavy a mods.

P.- Cuando os enterásteis de que sonábais en Madrid, ¿qué pensasteis?


R.- No sólo era de Madrid. Yo estaba en mi casa y me llamaban de Ciudad Real o de Jerez para entrevistarme. Eran situaciones que nos desbordaban, porque no sabíamos cómo esa persona se había enterado de mi número.

P.- ¿Cuáles eran vuestras influencias?


R.- Eran muchísimas. Los Clash, los Jam, Elvis Costello, Squeeze, los Romantics, 20/20, After the Fire. En España, nos gustaba mucho Nacha Pop, Radio Futura. Teníamos muchas influencias del pop, un pop fuerte. Había muchos grupos americanos. Escuchábamos mucha música que nos traía Fernando. Nos gustó mucho también el primer disco de Paul Collins.
 


El telón del espacio-tiempo se rasgó por una hora y media y volvieron los ochenta

Brigadoon es una pequeña aldea escocesa, sometida a un encantamiento. Durante un siglo, la ciudad permanece dormida y, una vez cada cien años, tan sólo por un día, recobra la vida. De esta forma se preserva de la corrupción y maldad exterior, manteniendo su encanto original. Dos americanos llegan a Brigadoon por casualidad justo en el día en que la ciudad –que no figura en los mapas– despierta, quedando maravillados con la magia y el misterio que la envuelve. Y todos cantan y todos bailan con una sonrisa de oreja a oreja, porque es un musical con Gene Kelly de los años 50. Brigadoon fue la Sala Café Club este viernes por la noche, un anacronismo por obra y gracia de Rodando Mogambo, como en el clásico de Vincente Minelli. Por una hora y media en veinte años, se rasgó el telón del espacio-tiempo y volvieron los años ochenta. ¿Cómo se crean los grupos de culto? De una forma similar. No hay discos de Rodando Mogambo, es muy difícil tener una de las maquetas e incluso una foto; tampoco están colgados en youtube. O estabas ahí esa noche o no formas parte de esta historia. El power pop añejo de este grupo de la denominada Ofensiva norteafricana en los años 80 sonó de maravilla tras un inicio con problemas. La Sala, llena, estaba anunciado que se podría bailar y cantar en Brigadoon por espacio de hora y media.
 

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