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OPINIÓN - JUEVES, 21 DE FEBRERO DE 2008

 
OPINIÓN / ELITE

Para Elisa

Por Vicente D. Gomaríz


Para nada la cosa tiene que ver con una de las obras que compuso ese sordo prodigioso, compositor de música clásica, nacido en Bonn, Alemania, en la segunda mitad del siglo dieciocho y al que llamaron Ludwig van Beethoven. Si algo, con cierta manceba llena de fantasía que presumía cuando, hace ya una veintena larga de años, apareció por estos lares. Encerraba escasos conocimientos, ya no literarios sino, mundanos. Con toda seguridad, podemos afirmar que en absoluto sentó cátedra a su paso por nuestra tierra. Desde luego, tampoco daba la sensación de ser un diamante en bruto. Una lumbrera cualquiera. Claro que, por aquel entonces resultaba muy tierna. Flexible pero, por lo que parece, con una estrella que para sí quisiera cualquier mortal.

Desde la presentación de su libro, aproximadamente hace un par de meses, viene siendo noticia nacional en televisión, radios y otros medios escritos. Ahora, recientemente, acaba de ser fulminada como Directora de Comunicación del Tribuna Superior de Justicia de Madrid. Ha metido la pata. Según parece por haber entrado en interioridades de su esposo, el juez Javier Bermúdez, al que con el máximo de los apego le ha dedicado un hermoso tomo, basado en las experiencias sobre el juicio del “11M” y bajo el título “La soledad del Juzgador”.

Ocurrió a mediados de los ochenta. Coincidimos en la Redacción de un periódico. Vino a sustituir- así lo quiso el Presidente del Consejo de Administración-, ni más ni menos, que a uno de los mejores Directores que han pasado por el decano en sus muchos años de existencia. Antonio Arroyo Serrano; trabajador, íntegro, inteligente y por encima de todo, humilde. Muy sencillo. De los que saben mandar y ser obedecido con gusto. El jiennense, de Villa Nueva del Arzobispo, nacido a escasos metros del pantano del Tranco, representaba la antítesis de su predecesora.

Chica de película

Rubia, alta, delgada, recién salida de la Facultad, como hemos señalado, con escasa experiencia en la profesión elegida, en una tarea que se adquiere a base de horas, tanto en la calle como haciéndole frente a la “máquina de escribir”. Pero, con un espíritu de superación semejante al de los intrépidos alpinistas que se enfrentan al Everet – tal vez ahí radique ese apego a la “escalada”- la señorita Beni, de la noche a la mañana, se convertía en la más joven directora que diario alguno ha tenido en la piel de toro.

Quién supo calarla al momento, mi querido y admirado padrino, el número uno del periodismo ceutí, Paco Amores, “Curro”. Para más señas el de “Las Verdades del Barquero”. Otro todo terreno del periodismo. Viejo lobo, al que en nuestra ciudad no se le ha hecho justicia. El bueno de Paco, haciendo uso de su fino olfato, solía comentar, y no precisamente en tono de admiración que “niñas como esta, suelen llegar lejos”.

Y es que Elisa, contiene el perfil ideal para coronar altas cotas. El día a día, con interminables noches, transcurrieron sin alteraciones. Nosotros, los de deportes, a lo nuestro. Nos dejaba hacer. Con sus nulos entendimientos del balón que, otro remedio le quedaba. La Directora a lo suyo. Mascar continuamente un chicle perpetuo y mirar siempre de reojo a los demás.

La discreción ante todo

A modo de curiosidad, con fecha veintitrés del pasado octubre, el diario caballa que la contrató se adelantaba en felicitarla por su obra que, con excelente tacto, una exdirectora del mismo, estaba preparando. “Por la discreta y observadora Elisa Beni”, directora que fue de esta Casa” matizaba al respecto.

Con anterioridad al cargo madrileño, algunos de sus compañeros, en “La Voz de Almería” se quejarían de ser tratados, por la discreta Elisa, con la punta del pie. Otro daba las gracias, tachándola de egocéntrica, por haber sido despedido al no caerle simpático, a la subdirectora de la revista Época Elisa Beni. No muy bien le tuvo que ir, en tierras almerienses, cuando afirma nuestra protagonista no conocer a Nacho, quien fuera compañero suyo durante ocho años y que ahora trabaja como director adjunto. Chocante, ¿ no les parece?.

Pues hay más. Pero, para que seguir. Son cosas, fenómenos que se dan cierto tiempo. “Echaos palante” , trepas que llegan a nuestro puerto, los recibimos a brazo abierto y a poco que nos descuidemos salen triunfantes a base de pisotones. Pero, eso si, con la más absoluta de las discreciones, que según su significado ha de ir por el camino de la rectitud para formar juicio y tacto para hablar u obrar. En su caso, mi admirada señora, para rellenar páginas de un libro que persigue se convierta en un bestseller.
 

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