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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE FEBRERO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Tranquilidad y reflexión

Los partidos que concurren al Congreso de los Diputados y al Senado por la circunscripción de Ceuta a las elecciones generales que se celebrarán el próximo 9 de marzo participaron ayer, una vez más, en la tradicional pegada de carteles que da inicio a toda carrera electoral. La mayoría de ellos en la Plaza de la Constitución, el PP en la Plaza de los Reyes y UPyD en La Marina, los candidatos se entregaron a la ilusionante tarea de arrrancar los quince días agotadores que les esperan por delante. Pese a las intranquilizadoras noticias que llegan, en forma de nuevas informaciones sobre el terrorismo islamista, desde el país vecino, las dos próximas semanas deben servir, más que para el insulto y el cruce de acusaciones infinito, para que los partidos, especialmente aquellos dos que tienen posibilidades reales de llegar al Gobierno de España, para que los ceutíes calibren tranquila y reflexivamente sobre cuál de los programas electorales les parece más conveniente para el mejor futuro de la ciudad autónoma desde la óptica de quienes tienen una parte de responsabilidad en quién será el próximo presidente del país. Pero por encima de todo la campaña debe ser el periodo en el que los partidos actúen con la capacidad de convencer a los ciudadanos de que realmente merece la pena acudir a las urnas. Los políticos deben ser conscientes de que muchas veces es su comportamiento el que aleja a los ciudadanos, decepcionados, de las papeletas que les permiten de acuerdo con nuestro ordenamiento constitucional decidir por qué rumbo caminará nuestra nación durante los próximos cuatro años. Poner coto al creciente desinterés de los ciudadanos por la cosa pública, reflejada como en ninguna otra ocasión en la pobrísima participación que se registró en el referéndum sobre el Estatuto catalán, debe darles una lección clara: no es casualidad que el periodo de enfrentamiento sin tregua, demencial, sin medida, que precedió a esa cita con las urnas diese como resultado tan poco atractivo por opinar sobre el asunto que se planteó a la ciudadanía. Una campaña moderada y basada en la argumentación generará más participaicón y, por tanto, mayor legitimidad para el gobierno salga elegido el 9-M.
 

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