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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Debates no aptos para indecisos
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Cómodamente instalado en mi sillón favorito; con un Jack Daniel’s, sin agua ni hielo como se debe tomar este bourbon, en la mano y el paquete Pall Mall al alcance de la otra, con una tapita de almendras saladas sobre la mesa de centro y la tele dispuesta de manera que pueda verse sin obstáculos, presencio el debate entre los aspirantes más potentes del circo político español a la presidencia del Estado.

El símil que anoté ayer sobre el debate entre Rodríguez Zapatero y Rajoy Brey, de pesos pesados, resultó ser un combate que colmó las previsiones de la gente. Como si estuviera desarrollado bajo los auspicios de un guión preparado de antemano durante cuatro años. En definitiva ambos contendientes efectuaron un magnífico resumen de lo que ha sido ésta legislatura que finaliza el 9 de marzo.

En realidad este debate ha resultado ser, por parte de ambos, un monólogo con apariencia de diálogo y si uno insiste, Rajoy Brey, en temas tan chabacanos repetidamente soltados a lo largo de esos cuatro años de crispaciones; el otro, Rodríguez Zapatero, ha soslayado los insultos personales englobados en la palabra “mentira” repetidamente soltada por el pepero.

El resumen final del debate casi crea un clima de crispación más profunda y si no llegó a más fue simplemente por el tiempo establecido para ambos.

A mi entender, Rajoy Brey cometió el desliz de repetir en el debate lo que todos los españoles sabemos porque era su forma de actuar en esos cuatro años de crispación y además demostró una inseguridad, en su última intervención, cargada de tópicos, sin concretar absolutamente nada en los problemas del día a día y mirando demasiadas veces como buscando algo para hacerse comprender por el telespectador, mientras que su contrincante, Rodríguez Zapatero, hizo que los asesores peperos se desesperaran, en los minutos finales, por los errores del líder pepero difícil de esclarecer.

Si un aspirante a presidente del Gobierno usa y abusa de la crítica y descalificación personal, como hizo Rajoy Brey a lo largo de todo el debate, mostrándose constantemente agresivo y olvidándose de explicar las propuestas de su partido, planteando críticas pero no soluciones, poco puede presentar como presidente de un país en constante desarrollo.

Cualquier experto en estadística, hasta cualquier estudiante, puede desmontar fácilmente y punto por punto las críticas del aspirante pepero. No hay más que recurrir a la documentación estatal para verificar el enorme error de bulto de quién tiene poco que ganar y mucho que perder.

Rajoy Brey quedó en evidencia ante el país entero al no saber esquivar la paliza verbal que recibió de Rodríguez Zapatero sobre el apocalipsis que vaticinó, la política del trasvase del Ebro y su requiebro sobre los estatutos de Andalucía y Catalunya… en resumen, todo resultó ser un debate entre sordos.

Bien es cierto que con el socialista los muertos por atentados terroristas durante cuatro años se pueden, desgraciadamente, contar con los dedos de una mano, mientras que cuando gobernaban los peperos, los muertos fueron más que suficientes como para maldecir eternamente a las madres que parieron a los asesinos. Por ello, es preferible el diálogo, política del PSOE, que la confrontación directa dura y pura, política del PP. De ahí la rabia de Rajoy Brey en sus intentos por descalificar al líder socialista con el gambito de desviar la atención y tratar de presentarlo como un etarra más.

Rajoy Brey intentó hacer el trabajo que Pizarro no supo hacer ante Solbes, pero se desvió tanto que puso sobre la mesa demasiadas raciones sobre ETA, muchas esencias patrias y más nacionalismo rancio, falto totalmente de previsión de futuro y sin aportar auténticas soluciones que los ciudadanos esperábamos.

El contrato para los inmigrantes… cosa de risa.
 

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