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OPINIÓN - VIERNES, 7 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Rosa Díez al Parlamento.
Yo voto UPyD

 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Si ayer la madrugada despertaba fresca en Tetuán, pasado Cabo Negro el Sol iba imponiéndose vistiendo un día luminoso y primaveral. En “El Tarajal”, la policía marroquí contenía profesional y estoicamente a la miríada de conciudadanos que pugnaban por entrar en España mientras cruzando al otro lado, en Ceuta, un omnipresente dispositivo de seguridad controlaba el paso. Eran las 10.20 de la mañana y el Delegado del Gobierno, acompañado de mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, desembarcaba en la zona para pasar revista a las estrictas medidas puestas en marcha con motivo de las trascendentales elecciones del domingo. Con el motor encendido, apenas pude intercambiar un apretón de manos con un amable y sonriente Cerdeira que iba en retaguardia.

Lo que da legitimidad a un proceso electoral, en un régimen de libertades, es la participación ciudadana siendo de esperar que el domingo 9 el país se vuelque expresando, en paz y seguridad, su voto. Los resultados no están claros y, frente a un fullero Zapatero, Don Mariano no parece tener tirón. Se avecinan tiempos difíciles y revueltos en los que, a tener de lo que se intuye, políticos maduros y con sentido de la responsabilidad no dudarían (caso de conseguir en las urnas resultados aproximados) en diseñar un Pacto de Estado, poniendo proa a la crisis (económica, institucional y de valores) que se está echando encima al galope. Pero no parece que, con lo que hay, sea ese el caso: el centro parece haberse perdido y si el PP ha virado a la derecha (movimiento ya perceptible durante los dos últimos años de Aznar), el PSOE de Zapatero ha apostado por la división del país y un demagógico radicalismo de izquierdas. De cualquier forma se intuye que en España los ciudadanos empiezan a rebelarse, exigiendo a la clase política unas pautas claras en sus principios y comportamiento, poniendo coto a derivas peligrosas, garantizando el Estado de Derecho para toda la ciudadanía y que los españoles en su conjunto, al margen de ideas o ubicación geográfica, gocen en todas partes del territorio nacional de los mismos derechos y obligaciones. Algo que, lamentablemente, no empieza a ser así. Zapatero ha roto el consenso de la Transición y, de ganar el día 9, nos veremos abocados a cambios impredecibles sin, me temo, el necesario refrendo popular. Para Ceuta la situación es harto complicada, pues en el supuesto anterior la Ciudad Autónoma podría sufrir un intento de asfixia económica, mientras desde la Presidencia de la Nación y de hacer caso a sus compromisos unilateralmente adquiridos, Rodríguez Zapatero se vería impelido a poner en marcha con el vecino Reino de Marruecos algo parecido a una “Célula de Reflexión” sobre el futuro de ambas ciudades en el norte de África. En estas condiciones hay que sembrar la semilla del futuro. UPyD (Unión, Progreso y Democracia) apenas lleva un año de camino pero sus alternativas, oportunas y creíbles, marcan la senda por la que España debe empezar a caminar recuperando, en primer lugar, la responsabilidad de Estado y el sentido de la Nación. No hay ya otra alternativa. UPyD ha nacido para quedarse y para crecer. El domingo 9, el primer objetivo es llevar a Rosa Díez al Parlamento. Yo no tengo el menor atisbo de duda: votaré UPyD con convicción.
 

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