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                     Se lo llevaron durante muchos 
					minutos en la sede del PP de Ceuta, cuando se llegaba al 30% 
					de votos escrutados y había un empate, cuando se llegaba al 
					40% y seguía la misma tónica, y cuando al 50% estábamos en 
					las mismas. 
					 
					En esos momentos yo acababa de abandonar la sede del partido 
					para hacer la página que se me había encomendado y muchas 
					miradas apuntaban a ciertos despachos de la sede. 
					 
					“El horno no estaba para bollos” que diría una panadera de 
					mi pueblo. Paco Antonio González veía que las diferencias no 
					sólo no aumentaban, sino que no existían. Se podía romper 
					toda una ilusión. 
					 
					Afortunadamente para el PP, a partir de ahí las cosas 
					cambiaron y los resultados numéricos no fueron los que se 
					esperaban pero sí lo fueron los resultados de sacar los tres 
					representantes de Ceuta en Las Cortes. 
					 
					El PP volvió a ganar aquí, pero el mensaje lo deben haber 
					recibido todos y especialmente quienes piensan o pensaban 
					que estaban por encima del bien y del mal. 
					 
					Aquí, en las circunstancias actuales, era fácil sacar 
					adelante los tres representantes, pero si esa tendencia 
					sigue para las próximas elecciones y a Juan Vivas le da por 
					decir que él no quiere seguir más ¿Quién iba a ser capaz de 
					ganar de calle como lo ha hecho Juan Vivas en las dos 
					últimas elecciones municipales?. Es el momento de analizar 
					lo que ha habido, lo que hay y lo que se avecina. 
					 
					Cada vez que un partido empieza a resquebrajarse, si no se 
					corta por donde han empezado las primeras grietas, ese se va 
					al garete y hoy, incluso con la victoria holgada, el PP en 
					Ceuta tiene muchos descorchones. Hoy, es público y notorio, 
					la piña que hace falta, para remar todos en la misma 
					dirección, no existe, y esos tres grupos claramente marcados 
					que se notan y se detectan o llegan a un acuerdo, o alguien 
					sobra en puestos importantes del partido. 
					 
					Y que nadie venga ahora con cantinelas. Este triunfo sirve y 
					sirve mucho, pero también para ver los errores que ha habido 
					y para decirle, si es preciso, al lucero del alba, que sus 
					gestiones van por caminos equivocados y que el ordeno y 
					mando, cuando han quedado muchos cadáveres en el camino, es 
					producto de otros momentos, de otros grupos y de otro tipo 
					de instituciones. 
					 
					Lo he dicho y lo digo ahora otra vez, estoy afiliado al PP, 
					pero cuando tengo que analizar una situación como esta, dejo 
					de lado mis simpatías y voy al grano, porque así no me 
					engaño a mí mismo y no engaño a los demás. 
					 
					Flaco favor estaría haciendo a mis lectores y al propio PP 
					si dijera que todo está bien, que todo es una balsa de 
					aceite y que hay más unión que nunca. Eso es incierto. No 
					hay unión, hay tres grupos marcados perfectamente. 
					 
					No es una balsa de aceite y los triunfos pueden paliar un 
					poco la situación pero una vez que la euforia del triunfo se 
					pasa, alguien debe dar un puñetazo en la mesa, sin tardar. 
					 
					Y como es tiempo de meditación y de pasión, alguien experto 
					en esas lides debiera ser el que explicara lo que hay hoy en 
					el PP, y por qué están la cosas como están, cuando desde 
					hace años, al menos a nivel local, es capaz de arrasar en 
					todas las llamadas que hay, tanto a elecciones municipales o 
					autonómicas, como a elecciones generales. Se necesita 
					claridad, hoy mejor que mañana. 
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