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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 12 DE MARZO DE 2008

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

“Fútbol o Pelotazo”, un camino sin pavimentar

Por Eduardo Sánchez Ramos


Ha cambiado la situación del “Pelotazo” en nuestra ciudad, un duro golpe para quienes no esperaban un cambio radical a corto plazo, pero la vida a veces te da duros palos. Hoy en día el miedo recorre las calles de nuestra ciudad para aquellos con un incierto futuro en el pelotazo y que durante años se han aprovechado de su buscada posición, logrando puestos inmerecidos, colocando a sus amigos en los cargos que le han dado la gana o quizás tratando a los clubes con distinto rasero dependiendo de quien le podía apoyar o quién no le importaba , hoy en día mucha gente en esta Ciudad desea honestidad e igualdad en el pelotazo y otros en cambio más beneficiados no dejan destapar la “caja de Pandora ” o de los truenos.

Este pensamiento recorre todos los rincones de nuestras calles y campos deportivos, con murmullos en la oscuridad que arremeten contra años y años de una pésima gestión, que han causado asfixia a quienes lo han puesto todo encima de la mesa, le han obligado a sentarse delante del televisor para ver el “pelotazo” sin más, han aburrido al más aburrido que lo hubiera y han maltratado al más luchador del mundo para que no le pisara la parcela que habían logrado a base de patrañas, mentiras y abusos.

El cambio se aproxima y el escenario tiene que reventar, la calle espera a todos estos “listillos” que más que beneficiarnos nos han ahogado poco a poco. Hay que dar paso a una entera renovación en todas las áreas, dónde una nueva generación de personas trabajadoras, honestas, dialogantes y sin acritud de ego ofrezca un proyecto de futuro encima de la mesa que cambie esta situación pésima y dictatorial desde hace mucho tiempo. La condiciones deben mejorar para todos por igualdad, dónde no exista discriminaciones deportivas, dónde no exista diferencias a la hora de apoyar a un club u otro, dónde la justicia impere para todos por igual y no por nombres o favores, dónde la fuerza de nuestro “pelotazo” aumente con una buena organización y con una detallada planificación a corto y largo plazo, con gente que ocupe los cargos no por ansia de poder ni de protagonismo y sí de ideales, de trabajo diario y de actitud, logrando aumentar un oscuro prestigio deportivo ganado a pulso dentro y fuera de esta Ciudad.

Muchos se preguntaran como se logra cambiar un banco pintado con lo que hay en esta Ciudad o dirán para que queremos cambiar si a nosotros nos va bien o quizás haya quién piense que no tiene nada que hacer contra el poder absolutista.

Pero ante estos posibles pensamientos hay uno que no debemos olvidar, el de nuestros hijos, los hijos de nuestros amigos o quizás el de nuestros vecinos en cualquier centro deportivo de esta ciudad de “listos”, niños y padres que aspiran a que opten al camino deportivo en el futuro o a todos aquellos que este deporte les ayuda a alcanzar una inmejorable fortaleza física en su desarrollo en un mundo cada vez con más vicios.

Por ello entiendo, que hay que hacer un esfuerzo entre todos en estos momentos tan decisivos para lograr buscar todos los caminos que lleven a Roma y caminar con todos los caminantes que un día se pusieron a caminar pero que no veían el final, fortalecer estos caminos con trabajo y dedicación y conseguir llegar a su puerta con toda la fuerza necesaria para romper los candados cerrados que desde hace muchos años han cerrado las puertas del progreso y del éxito, expulsar a sus huéspedes y conseguir el avance de este deporte demandando por la sociedad de Ceuta a base de subvenciones y que no se convierta el pelotazo en propiedad permanente de unos cuántos como ocurre ha ocurrido desde hace años en un régimen señorial y autoritario.

Hoy en día me considero por muchas razones y por las discriminaciones deportivas sufridas en esta ciudad un caminante en un camino sin pavimentar, dónde la luz no ha brillado más lejos de unos metros sobre un lejano futuro deportivo y dónde espero acompañar al “elegido” un día cuando los candados se rompan y la puerta se abra.
 

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